ANÁLISIS

Boateng, el Barça va de rebajas

Cuando se decidió prescindir de Munir por "una decisión de club" ya asumía la junta de Bartomeu que se exponía a un riesgo

Kevin Prince Boateng durante el partido del Sassuolo contra el Inter en Milán.

Kevin Prince Boateng durante el partido del Sassuolo contra el Inter en Milán. / periodico

Sònia Gelmà

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Las rebajas suelen afrontarse como un mercado de oportunidades, pero a menudo acaban en decepción. Si quieres evitarte colas, si quieres escoger ese jersey que parece hecho a medida para ti, lo mejor es comprarlo cuando aparece la nueva temporada. Tu decides, en función de tu bolsillo, si te permites el precio que fija la etiqueta o arriesgas y confías ilusamente que en enero esté disponible.

Resulta comprensible que no te lo compres si ya tienes uno para ponerte a diario y otro que te sirve ocasionalmente, y más cuando previamente te has comprado esa camisa blanca que pega con todo y ese pantalón negro necesario para cualquier compromiso.

Incluso te diste un capricho y te llevaste a casa ese abrigo rojo al que nunca encuentras el momento de dar salida. Sabes que te equivocaste, pero aún esperas que alguien te lo pida prestado y se lo quede a cambio de una cena.

En cualquier caso, tienes un buen fondo de armario pero estás en plena cuesta de enero y la cuenta tiembla. Por eso te vas de rebajas, y una vez ahí, ya se sabe: llegas a la tienda y ni rastro de aquel jersey que querías. En un momento de locura, acabas comprando aquella prenda que ni siquiera es de tu talla pero piensas que con un alfiler por aquí y otro por allá, te va a resultar útil. Querías algo de ese color y ya lo tienes, te dices para convencerte de tu compra impulsiva.

Salir de compras con el bolsillo medio vacío

Las rebajas, a menudo, son un mal negocio. El Barça lo sabía, pero en el momento en que optó por no contar más con Munir "por una decisión de club", se condenó a salir de compras un sábado de enero a las siete de la tarde con el bolsillo medio vacío.

Con ese escenario, puede pasar que, con las prisas, uno se lleve a casa un saldo y que no sepa muy bien para qué le va a servir. Puede pasar que acabe comprando un Boateng, consciente del elevado riesgo de fracaso. Sabes que ese jersey extravagante de lentejuelas no es tu estilo, pero cerraban la tienda y nada te cuadraba. El año que viene no me espero a las rebajas, pensarás.