Dos miradas

La plaga de Errejón

Quizá la alianza Carmena-Errejón sea un nuevo capítulo de la sistémica capacidad de la izquierda para la atomización, pero también es una oportunidad para sacudirse cierto dogmatismo castrante y alienante

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Emma Riverola

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Las siete plagas de Egipto. Eso es lo que numerosos observadores vislumbran para la izquierda con el Más Madrid de Manuela Carmena e Iñigo Errejón. Quizá tengan razón. Pero esas plagas ya estaban en el horizonte y es posible que el tándem consiga frenar la asolación de alguna de ellas. Podemos ya solo convencía a los que llevaban sus riendas, a los nostálgicos y a quienes les escriben. Todo empezó a truncarse con la cal viva que Pablo Iglesias arrojó sobre Pedro Sánchez en marzo del 2016. ¿Qué hubiera ocurrido en España, en Catalunya, sin la última presidencia de Rajoy? Iglesias puso por delante sus cálculos electorales. Y se equivocó. También con su unión con IU. Y con su coqueteo con los independentistas (al grito de dinamitar el ‘régimen del 78’ se alimentó la falacia de que el ‘procés’ era de izquierdas). El chalet de Galapagar es la anécdota, y la evidencia de su ensimismamiento.

Errejón es la esperanza de Carmena y ella es la de él. A la alcaldesa le pesan los años. Más por mujer que por abuela. Algunos comentarios condescendientes sobre sus años no se le dedicarían a un hombre. El tándem suma juventud, experiencia, sentido común, pluralidad y una idea de España atractiva. Quizá sea un nuevo capítulo de la sistémica capacidad de la izquierda para la atomización, pero también es una oportunidad para sacudirse cierto dogmatismo castrante y alienante, el que antepone las teorías/intrigas políticas a la realidad.