Al contrataque
¿'Quo vadis', Guillermo?
Hace más de seis años Monago apeló, cuando era presidente extremeño, al argumento testicular para un problema que, en el fondo, sigue siendo el mismo. Entonces, en qué quedamos Guillermo: ¿cojones o razones?
Carles Francino
Periodista
Carles Francino
Hace años que conozco a Guillermo Fernández Vara. El presidente extremeño es un tipo afable, leído, convencido de que la igualdad es el gran objetivo social y respetuoso con las ideas ajenas. Además es del Barça, lo cual nos ha deparado alguna conversación monográfica sobre tácticas, fichajes y sistemas, de esas que no conducen a nada pero que se disfrutan un montón. Incluso nos hemos felicitado algunas Navidades. Aunque también hemos hablado de política, claro, y especialmente de Catalunya y su encaje en España; ante el micrófono y fuera de él.
No estamos de acuerdo en todo, nunca lo hemos estado; pero eso tampoco ha impedido que nos entendiéramos porque no es una persona que aplique el frentismo como filosofía de vida. Yo tampoco. Cuando hace años el entonces presidente extremeño, José Antonio Monago, se encaró con el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, por unas declaraciones de este sobre la escasa rentabilidad de llevar el AVE a Extremadura, soltándole aquello de: “'si tens collons', dímelo a la cara”, yo pensé: “Guillermo no hubiera hablado así”.
¡Claro que los extremeños están cargados de razón al quejarse de la mierda de conexiones ferroviarias que tienen! ¡Claro que Trias pudo haber sido más delicado si quería reclamar una mejor financiación para Catalunya! Pero con desplantes no se superan las diferencias, solo se hacen más profundas las brechas. Por eso me pregunto qué pinta Fernández Vara apoyando una moción en el Parlamento de Extremadura para que se aplique el 155 en Catalunya, “de manera firme”, se controle TV-3, la educación, los Mossos y no sé cuántas cosas más. Me lo pregunto y me lo respondo: es el tsunami. La clave está en la enloquecida competición por ver quién es más español, más patriota y menos tolerante con los irredentos independentistas.
Ciudadanos y el PP ya rivalizaban, pero como Vox ha puesto el turbo y ha ganado la meta volante de Andalucía aquí se ha puesto a correr todo dios. “¡Maricón, el último!”, sería una frase muy oportuna: incorrecta y de otro tiempo, pero faltona y sin complejos, como gustan decir algunos de los participantes en la carrera. Ya sé que cuando la corriente es tan fuerte resulta muy complicado navegar a la contra, pero tampoco es necesario abandonarse. Fernández Vara –y otros barones socialistas- saben que mensajes como esta declaración institucional del Parlamento extremeño fortalecen a los partidarios de la unilateralidad, pero también molestan a otra mucha gente en Catalunya que aun no estando por esa labor se siente agredida. Han pasado más de seis años desde que Monago apeló al argumento testicular para un problema que, en el fondo, sigue siendo el mismo. Entonces, en qué quedamos Guillermo: ¿cojones o razones?
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