Los Presupuestos y el juicio del 'procés'

Entre detenciones y dinamiteros

Ante la parálisis política que supone el juicio, solo cabe sentar las bases de una mínima confianza

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zentauroepp46572752 alcalde ignasi190117090025 / JOAN CASTRO

Emma Riverola

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Tiene razón el Gobierno socialista al apelar a la responsabilidad de PDECat y ERC para apoyar los primeros presupuestos sociales desde el estallido de la crisis. También la tienen los independentistas al requerir a Pedro Sánchez propuestas políticas que den respuesta a sus dos millones de votantes. Es cierto que estos presupuestos son los mejores para Catalunya en muchos años. También lo es que no son ninguna prebenda, atendiendo al peso de Catalunya en el PIB. En la mesa de negociación, el Gobierno central quiere ganar un presente y el catalán, un futuro. Para avanzar, se impone hacer inventario de fuerzas. Por responsabilidad política, Sánchez no puede ir más allá de la ley, y está limitado por su debilidad parlamentaria. El presidente lo tiene claro, pero el independentismo se resiste a reconocer (públicamente) su fragilidad.

La apuesta unilateral fracasó, sus fuerzas han quedado dramáticamente mermadas, en sus filas cuenta con personajes dinamiteros y está fragmentado. Aun así, ahí está Miriam Nogueras, naufragando al grito de victoria y lanzando exigencias que sabe que nunca serán aceptadas. También cuesta comprender por qué las defensas de algunos presos independentistas parecen haber optado por convertirse en una pieza más de la propaganda del ‘procés’. El simplismo de equiparar urnas a democracia es un buen eslogan, pero un argumento letal frente a un tribunal. Respecto al manido mandato democrático, es obvio que un programa electoral no justifica quebrar la ley. Basta con imaginar un repentino triunfo electoral de Vox. Habría carreras para pedir auxilio constitucional ante el posible recorte de derechos.

Ante la parálisis política que supone el juicio, solo cabe sentar las bases de una mínima confianza. Ni el Gobierno catalán lo conseguirá dando lecciones de democracia (más aún cuando suspendió todas las asignaturas el 6 y 7 de septiembre del 2017), ni el Ejecutivo central las ofrecerá con episodios tan incomprensibles (y lamentables) como las últimas detenciones en Girona sin orden judicial.