IDEAS

Los árboles no lo merecen

El escritor Enric Gomà.

El escritor Enric Gomà. / periodico

Jordi Puntí

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Qué curioso el verbo criticar. En su origen griego significaba “examinar, decidir”, y así lo recogen los diccionarios. “Analizar pormenorizadamente algo y valorarlo según los criterios propios de la materia de que se trate”, dice la principal acepción. La idea de ponderar algo con criterio, sin embargo, resultaba quizá demasiado incómoda e invasiva, porque con el tiempo se ha impuesto el prejuicio. Hoy día criticar es, sobre todo, “hablar mal de alguien o de algo, o señalar un defecto o una tara suyos”. El sesgo negativo se ha impuesto con tanta fuerza que el verbo se evita, y así los críticos y reseñadores literarios no 'critican' un libro, sino que 'hacen la crítica'.

El lector W.H. Auden decía que “atacar los libros malos no sólo es una pérdida de tiempo, sino también un peligro para el carácter”. Lo cierto es que, en contadas excepciones, la mayoría de reseñas prefieren ver el vaso medio lleno que medio vacío. Esta voluntad de criticar —en todos los sentidos— aún es más difícil de encontrar en la radio, donde la literatura suele convertirse en materia de actualidad y promoción. Por eso las intervenciones de Enric Gomà son una excentricidad feliz. Cada lunes participa en la sección 'Lecturàlia' de Màrius Serra, dentro de 'El matí de Catalunya Ràdio', para criticar a algún autor reconocido, a menudo de forma panorámica.

"Los árboles no lo merecen", dice irónicamente Gomà, y entonces busca un equilibrio entre las virtudes y los defectos de algunos autores y su obra. Hablando de la prosa de Mercè Rodoreda: “Los escritores tienen añadas. Si te recomiendan una Rodoreda del 34, tíralo por la ventana; una Rodoreda del 73, cómpralo enseguida”. O refiriéndose a la obra de Montserrat Roig: “Es un error defenderla desde el feminismo; es mucho más, es sutileza”. Para empezar a leer a Pere Calders, recomienda 'Invasió subtil i altres contes', y no tanto 'Cròniques de la veritat oculta', de 1954, porque entonces Calders tenía “un estilo algo ortopédico porque estaba lejos, en México,  con una lengua privada, que ha quedado un poco fosilizada”. Con su estrategia, pues, Gomà consigue recomendar libros por contraste con los que no le gustan.

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