Corbyn, el ambiguo

El líder laborista puede plantear tantas mociones de confianza como quiera, pero todas las perderá

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Rosa Massagué

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Cuando en la aciaga noche del martes, después de sufrir una derrota histórica en el Parlamento Theresa May retó al líder de la oposición a presentar una moción de censura contra el Gobierno, la primera ministra sabía muy bien lo que hacía. Sabía que aquel voto sería, como así fue 24 horas después, una lacerante derrota para Jeremy Corbyn. 

Tratándose del plan para el ‘brexit’ estaba claro que la conservadora May sumaría los votos en contra de un amplio espectro de diputados de todos los partidos, en gran parte del suyo. Sin embargo, la primera ministra sabía que no perdería un voto de confianza en la Cámara de Diputados, aunque fuera por la mínima, para lo que contaba con la imprescindible muleta de los votos del partido unionista norirlandés, formación que ha asegurado la supervivencia  de su Gobierno desde las elecciones del 2017.

A Corbyn nunca le ha gustado la Unión Europea (UE). En el lejano referéndum de 1975 sobre la permanencia del Reino Unido en la entonces CEE en la que el país había entrado dos años antes, ya votó en contra. En plena guerra fría su alineación sobre Europa era la misma que emanaba de los dictados de una Unión Soviética enfrentada a Occidente. Durante la campaña del ‘brexit’, el líder laborista se ha situado en la más absoluta ambigüedad, sin apoyar claramente la salida o lo contrario. Son célebres las entrevistas televisivas en las que se ha dedicado a escurrir el bulto pese a la insistencia de los entrevistadores.

Su único objetivo es el de ganar unas elecciones anticipadas para las que ya está haciendo campaña. Es un objetivo político legítimo, pero en el fragor de la crisis del ‘brexit’ no es el mejor si además se da la circunstancia de que la aritmética parlamentaria no lo permite como se vio el pasado miércoles. Lo que emergió de aquel voto era más bien una gran falta de confianza mezclada con el temor a su posible victoria electoral. Muchos son los diputados conservadores que no aspiran a otra cosa que a deshacerse de May, pero no a costa de ceder el Gobierno a Corbyn. El líder laborista puede plantear tantas mociones de confianza como quiera, pero todas las perderá.

Segundo referéndum

Para el sector que encabeza Corbyn, que cuenta con el apoyo del mayor contribuyente a las arcas del partido, el sindicato Unite, la prioridad son las elecciones. Para otro sector, lo prioritario es solucionar antes el desastre en que ya se ha convertido el ‘brexit’ y hacerlo mediante una segunda consulta, que cuenta con el 72% de los miembros a favor.

Entre los diputados laboristas crece la apuesta por este segundo referéndum y una de las razones por las que esta apuesta va en alza es precisamente la necesidad de evitar un desgaste de líder del partido, una mayor división interna, y un abandono de los votantes laboristas contrarios al ‘brexit’, y que todo ello a la larga acabe con las posibilidades de una victoria electoral.

Puestos en la hipótesis de que Corbyn lograra tumbar al Gobierno de May ganando unas elecciones, ¿qué pasaría con el ‘brexit’? El Reino Unido saldría de la UE. Es lo que siempre ha querido el líder laborista.