La clave

Sánchez, siempre positivo

Los Presupuestos son un proyecto político en un mar de exabruptos y ocurrencias

Pedro Sánchez junto a Luis Tudanca, en el acto de presentación del candidato del PSOE a la presidencia de Castilla y León.

Pedro Sánchez junto a Luis Tudanca, en el acto de presentación del candidato del PSOE a la presidencia de Castilla y León. / periodico

Albert Sáez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una de las claves de nuestro tiempo es el predominio del pensamiento negativo (recordemos aquello de Van Gaal: "siempre negativo, nunca positivo"). Lo estamos viendo con claridad en el caso del 'brexit'. El fracaso del 'better together' en el referéndum ha abierto la puerta a una deseperada campaña de Theresa May para forzar un acuerdo de salida con la Unión Europea. Visto así, el 'brexit' sin acuerdo es casi tan desastroso como lo era seguir en la UE en la campaña de Nigel Farage y Boris Johnson. Es lo que tiene esta forma de razonar que nos acaba forzando a decidir entre lo malo y lo peor. Ahora resulta que a los euroescépticos se les olvidó que había algo peor que seguir en Europa: marcharse de malas maneras. Algo parecido a lo que les pasa a algunas multinacionales norteamericanas: hay algo peor que la plutocracia de Washington y es la iconoclastia de Donald Trump. Como decía el refrán siempre podemos ir a peor y si el punto de partida es desalentador, entonces el punto final acostumbra a ser indeseable.

La incertidumbre actual es aún más insufrible por la falta de proyectos formulados positivamente. En las escuela no se hace otra cosa que anunciarles a los niños el negro horizonte que les espera, los mercados recelan de todo viendo fantasmas de burbujas por todas partes, los ecologistas pronostican la inminencia del invierno sideral, las religiones y las sectas, el fin del mundo y los políticos las siete plagas si no gobiernan los suyos. El discurso público se tiñe de esta lógica tan inhumana del cuanto peor, mejor. Absurdo razonamiento para seres como los humanos, que son esencialmente finitos aunque lo olviden habitualmente. 

En este sombrío panorama surge esporádicamente alguna brizna de esperanza que rápidamente se intenta combatir tachándola de ingenua e iluminada. Los Presupuestos que ha llevado Pedro Sánchez al Congreso serían una revindicación del pensamiento positivo. Rezuman confianza en el futuro de España, en su capacidad económica y de su voluntad aglutinadora. Beben del optimismo de pensar que Podemos y el independentismo los aprobarán. Pero, por encima de todo son una propuesta antes que una crítica. Deberían debatirse porque realmente son un proyecto.