Opinión | LIBERTAD CONDICIONAL

Lucía Etxebarria

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De cómo las noticias falsas amenazan la democracia

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Quizá hayan leído ustedes los siguientes titulares: 'Las redes se le echan encima a Lucía Etxebarria por insultar a los sintecho'. Millán Salcedo: «A mí el gag de la bandera de Dani Mateo no me hace gracia».

En mi caso, la historia real es la siguiente. Yo fui invitada a acompañar la cena de Mensajeros de la Paz y compartí la mesa con unas personas sin techo. Narré la historia en un hilo de Twitter, del que se extractó la siguiente frase. «Pensé que sería tipo 'Plácido' de Berlanga, pero para nada fue así», y después seguía la historia. No recibí ninguna avalancha de comentarios negativos, más bien al contrario. Y si recibí comentarios negativos fue siempre desde cuentas anónimas.

En el segundo caso la frase original de Millán Salcedo era: «A mí el gag no me hace gracia, pero por supuesto creo que Dani Mateo está en su perfecto derecho a hacer el chiste que quiera». Y, es más, en algún momento de la entrevista afirmaba –profecía autocumplida–  que ¡no le gustaba dar entrevistas porque sabía que siempre sacaban de contexto lo que decía!

Mi admirada Lidia Cacho, periodista feminista mexicana que recientemente ha tenido que abandonar su país natal debido a las amenazas de muerte, fue la primera que me explicó cómo se creaban esas 'fake news' con el truco de «las redes insultan a». Primero el propio medio crea una serie de cuentas anónimas (a veces incluso se pueden manejar cientos a la vez desde un programa informático), después, desde esas cuentas, insulta al personaje. Luego difunde la noticia que él mismo ha inventado. Con el siguiente titular: 'Las redes insultan a...'

Las dos noticias con las que abro este artículo son, en teoría, poco peligrosas, por más que a los dos implicados nos hayan hecho mucho daño. A mí me gustaría recordarle a una periodista presuntamente feminista y directora del medio que creó esa 'fake new' que luego se viralizó tanto que mi hija va a un colegio público, y que yo no tengo medios para protegerla del odio que ella cree contra mí, por ejemplo. Y estoy segura de que a Millán Salcedo no le gusta que crean que está en un bando en el que no está, porque es un hombre que, de forma muy meditada, ha decidido siempre no tomar partido en según qué polémicas.

Las ‘fake news’,
según politólogos
y sociólogos de
prestigio, han
logrado llevar
a Bolsonaro,
Trump, Vox o el 
'brexit' a triunfar
en las urnas

Pero hablemos de otra increíble periodista, también feminista, también amenazada de muerte, esta vez brasileña y premiada por este periódico: Cristina Tardáguila, la directora de Lupa, la primera una agencia especializada en 'fake news'. Las 'fake news' de las que ella habla son más serias. 'Fake news' del estilo: '67 niños asesinados por sus madres en el 2018', en un artículo de Sánchez Dragó. Cuando en realidad ha habido 22 niños asesinados por sus progenitores este año, diez lo fueron por su padre sin presencia de la madre, tras un divorcio, y el resto en el hogar y no tenemos más datos.

Noticias como: 'El hombre que apuñaló a Bolsonaro está afiliado al PT y aparece en una foto con Lula'; 'Si Haddad llega al poder tiene un proyecto de ley para legalizar la pedofilia'; 'Inmigrantes musulmanes se casan con niñas que tienen pasaporte europeo para convertirse en ciudadanos europeos'; 'El Papa Francisco pide a las mujeres europeas reproducirse con los inmigrantes musulmanes'; 'Dos magrebís propinan una brutal paliza a un joven español de 18 años en Almería al que robaron 200 euros'; 'Barco de la Fundación Clinton incautado en puerto de Baltimore transportaba drogas, armas y esclavas sexuales'; 'Cómo los inmigrantes ordeñan nuestro sistema sanitario', entre otras muchas.

Algo en lo que están de acuerdo de forma unánime todos los politólogos y sociólogos de prestigio es que son estas 'fake news' las que han conseguido llevar a Jair Bolsonaro, o Trump, Vox o el 'brexit' a su triunfo en las urnas.

De hecho, '#fakenews' se confirma como una de las tendencias más importantes, si no la más, de análisis político para el 2019.

De forma que, si usted recibe una noticia por WhatsApp, tómese un minuto y piense. ¿De verdad cree que una periodista y escritora de prestigio iba a soltar tamaña barbaridad precisamente en Twitter, donde la va a leer cualquiera? O ¿no le parece que 67 niños es una cifra exageradísima y no encuentra algo raro que no aparezca en ningún otro sitio?  ¿Le causa una gran sorpresa la noticia? ¿No es transparente? ¿No cita fuentes, documentos oficiales y enlaces? Si es así, es muy probable que sea falsa.

Por favor, recuerde que uno de los primeros pasos hacia la sabiduría es la incredulidad. Y, al paso que vamos, también va a ser uno de los primeros pasos hacia la democracia.