ANÁLISIS

Suplentes poco convincentes

Coutinho tras el gol de penalti que marca al Levante.

Coutinho tras el gol de penalti que marca al Levante. / periodico

Antonio Bigatà

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La lista de los reservas válidos del Barça es sencilla y concreta aunque corta: Cillessen, posiblemente Murillo (que mostró solvencia en campo del Levante en cuanto el equipo se asentó) y Denis. También lo era Munir, pero no aceptaba esa condición, chocó con el club y ya no era operativo. En el caso de Denis -igualmente muy cansado de la suplencia-, existe la tentación de traspasarlo o cederlo en este mercado de invierno. Lo primero que hay que subrayar es que Denis es el único refresco ofensivo válido y útil de los barcelonistas. Volvió a quedar patente en Valencia el jueves por la noche. Para posibles contingencias en esta temporada es poco menos que imprescindible..

Hay entrenadores que consiguen tener a punto a los hombres del banquillo para que cuando sean necesarios resulten eficientes e incluso despierten curiosidad y cierta ilusión entre los seguidores. Valverde lo ha conseguido con los medio-titulares Vermaelen, Semedo, Sergi Roberto y por supuesto Arturo Vidal, que junto a aquellos otros cuatro nombres constituyen la segunda línea del Barça. Lo demás son situaciones mal encarriladas que se traducen en actuaciones poco convincentes. En campo del Levante no se rompieron irreversiblemente platos porque existe por delante un partido de vuelta que en teoría no tiene porqué ser complicado, pero el partido dejó lecciones.

Experimentos con gaseosa

En la zona de atrás los reservas muestran todavía más fragilidad que los titulares al defender las bandas, obstaculizar los centros y cubrir el espacio frontal cuando el adversario lucha con intensidad. Podemos dar por buena la voluntad de Miranda y Chumi pero todavía no están aptos para jugar en el Barcelona. En todo caso deben continuar formándose, aunque sin intervenir a corto plazo en nuevos experimentos que acaban siendo con gaseosa. Su escasa solidez comporta además la imposibilidad de juzgar la capacidad de sus compañeros de zaga ya que la defensa es siempre por definición una línea que si tiene discontinuidad en algún punto falla por entero.

Pero las cuestiones más delicadas están delante. Malcom cayó con mal pie en este equipo, quizá porque vino como eso que los fichadores llaman Una Oportunidad. Ni lo pedía el entrenador ni existía apenas hueco para él a la vista del plantel existente. A partir de ahí, poca cosa. No es de extrañar que decepcione cada vez que dispone de minutos: corre mucho, desborda poco y chuta sin acierto. Se le ve sin confianza en sí mismo y sin la menor convicción de que vaya a triunfar. Fue una oportunidad mercantil pero ahora su cotización es inferior a cuando llegó. Quizá merezca que se le dé más tiempo, pero el graderío tiene claro que este año no le sacará ninguna castaña del fuego.

El drama Coutinho

La situación más dramática, y que crece, es la del momentáneo supersuplentazo Coutinho. Nadie duda de que es un gran futbolista pero lo ha demostrado a cuentagotas y a la baja cuando él y los demás pensábamos que ocuparía nada menos que el espacio de Neymar. Parece atrapado por las expectativas que creó su precio de compra, la brillantez del antecesor que vino a sustituir, y la imposibilidad de definir el espacio que debe ocupar en el campo. En pocos  meses el Estadi se ha desencantado de él, le considera un bleda que insiste una y otra vez con una misma jugada que ya conocen los adversarios. Ni mueve al equipo ni consigue ser resolutivo.

Cuando los culés miran hacia Liverpool ven que los de su anterior destino juegan y triunfan mejor sin él pese a que allí tenía la condición de estrella del conjunto. Y cuando bajan la vista al césped del Camp Nou gruñen porque les parece una estrella apagada. Necesita un reset, un volver a empezar, posiblemente un poco de tiempo, pero cunde la idea de que carece del carácter necesario para hacer lo que se espera de él. Valverde tiene un auténtico desafío con este hombre.

Ganar la Champions

¿Se puede ganar la Champions con un banquillo en estas condiciones? El barcelonismo teme mucho la respuesta objetiva a esta cuestión. Hay banquillos de ácido sulfúrico que desintegran a quienes se sientan. Las posaderas de Alcácer se liberaron de deshacerse allí al  marcharse, y ha vuelto a demostrar ser el goleador que era antes de probarlo pero hay otros futbolistas que mueren esperan sentados. Los titulares del Barça necesitan ayuda pero de momento ese banquillo parece estrecho, corto y válido para dársela. Urge resolver la cuestión.