Tratar la leucemia

Dar es recibir

Los donantes de médula ósea son aquella gente anónima generosa que ayuda a los otros con una acción concreta que no los beneficia directamente a ellos, pero nos ayuda a todos

ILUSTRACION ESTELLER CIENCIA

ILUSTRACION ESTELLER CIENCIA / TRINO

Manel Esteller

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Hace poco, tuve la oportunidad y suerte de conocer a un chico que había recibido un trasplante de médula ósea para tratar su leucemia. Hablando con él, conociendo su testimonio, empecé a darle vueltas a esta historia y rescaté una cita: “Hace más feliz dar que recibir” ('Hechos de los Apóstoles 20:35'). No se si más, pero sí que os puedo asegurar que cuando he dado sin esperar recibir nada a cambio me resulta más fácil sonreír. Y de esto os quería hablar, en parte. De tanta gente anónima generosa que ayuda a los otros con una acción concreta que no los beneficia directamente a ellos, pero nos ayuda a todos: los donantes de médula ósea.

Es suficiente con sacar un poco de sangre

Antes que nada, que nadie se asuste: no os tocarán la columna vertebral. Lo que hay dentro de ella es la médula espinal y contiene nervios. La médula ósea es otra cosa completamente diferente y para poder darla es suficiente con sacar un poco de sangre. Pero vayamos paso a paso. La médula ósea es un tejido esponjoso alojado dentro de los huesos que es rico en células madre. Estas son las células progenitoras de todas las células de la sangre como los glóbulos rojos (hematies) que transportan el oxígeno, las plaquetas (trombocitos) que evitan las hemorragias y los glóbulos blancos. Estos últimos son llamados también leucocitos, y tienen dos subtipos: linfocitos como los “T” y los “B” y las células mieloides como los neutrófilos, basófilos, eosinófilos y monocitos. Hay dolencias donde faltan células madre (aplasia, anemia de Fanconi) o sus células derivadas (trombocitopenia, por ejemplo), donde funcionan de forma aberrante (inmunodeficiencias, dolencias de exceso de depósito), o donde generan células cancerosas (leucemia, linfoma y síndromes mieloproliferativos). Para muchos de estos casos la única solución es sustituir la médula ósea enferma por una sana.

Pero hay un problema. El cuerpo del paciente puede rechazar la médula ósea ajena (una especie de xenofobia celular) e incluso la médula ósea trasplantada podría reconocer a la persona receptora como extraña y también reaccionar en contra. Todo esto sucede si donante y receptor tienen unas estructuras moleculares diferentes que no los hacen compatibles. La principal diferencia radica en el sistema HLA (Antígenos Leucocitarios Humanos). Solo gemelos idénticos (monozigóticos) tienen el 100% de HLA iguales. Si miramos a familiares directos, la posibilidad de tener un donante compatible solo es de un caso de cada cuatro. ¿Y cómo lo haremos entonces si las combinaciones de HLA son de la escala de muchos millones? Pues creando una red planetaria de donantes de médula ósea. Y esto es lo que se ha hecho. Aproximadamente, hoy hay registrados 30 millones de potenciales donantes de médula ósea en el mundo: su información HLA reposa en bases de datos y cuando alguien la necesita, se inicia el proceso rápidamente. De hecho, si os hacéis donantes de médula ósea, lo más probable es que nunca os llamen para hacerla efectiva: solo hay una posibilidad entre 4.000 de que esto suceda.

Los donantes deben tener entre 18 y 40 años

Para ser donante hay que tener entre 18 y 40 años y no haber sufrido dolencias cardíacas, hepáticas, autoinmunitarias, infecciones graves o cáncer. Si sois afortunados y vuestro código HLA (denominado haplotipo) encaja con el de un paciente, simplemente os darán una medicina que hace salir las células madre de la médula del hueso, ir a la sangre y aquí las recogerán. Vosotros tenéis de sobra y además las regeneráis rápidamente. Ahora, estas células serán transferidas al paciente que las necesita. En España, esta tarea de organizar a estos altruistas donantes voluntarios la realiza el Registro de Donantes de Médula Ósea, creado ya en 1991 por la Fundació Josep Carreras y que continúa en la actualidad. Podéis consultar vuestras dudas y apuntaros en https://www.fcarreras.org/es/redmo.

Una chica donante de médula ósea decía que, habiendo sido seleccionada, ahora tenía la sensación de que le había aparecido de repente un hermano gemelo en algún lugar del mundo que desconocía porque la donación siempre se hace de forma anónima. En alguna ciudad, ahora vivía una persona sana con células idénticas a las suyas. Y lo expresaba con la sonrisa del que da sin esperar nada a cambio. Si volvemos al chico del principio, el receptor de la médula ósea, me decía que quería escribirle una carta de agradecimiento a su donante.

¡Cuánto tenemos que aprender! Qué pocas cartas de agradecimiento se envían a los Reyes Magos de Oriente cuando ya hemos recibido los regalos. El donante tampoco las espera. Dar es recibir.