IDEAS

Pidámosle al cine que se retuerza

Un fotograma de 'Border', de Ali Abbasi

Un fotograma de 'Border', de Ali Abbasi

Desirée de Fez

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¿Nos estamos volviendo conservadores con el cine? Hace unos días vi 'Border', película sueca que se estrena este viernes, y entré en pánico. No la vi venir y me dio muy fuerte. Si entré en pánico no fue porque me diera miedo, aunque es obvio que hay terror en ella. Lo que me dio miedo es pensar que no se hacen muchas películas así. O, mejor dicho, que pocas películas así trascienden lo marginal (entendido como lo gestado al margen, de forma absolutamente independiente) y rebasan lo minoritario… y parece que no nos importa mucho.

Es buenísimo que se estrenen benditas y desafiantes rarezas como 'Border', que va por libre y no le tiene miedo a nada

Sinceramente, me preocupa acostumbrarme a que todo esté más o menos bien pero sea lo de siempre, a pensar o responder automáticamente "no está mal, pero me da un poco lo mismo". Basada en un relato de John Ajvide Lindqvist, autor de la novela que inspiró 'Déjame entrar' (2008), 'Border' es una bendita rareza. Es original. Va por libre. No le tiene miedo a nada. No teme romper límites estéticos, no teme caer en el ridículo, no teme sumergirse en temas que muchos cineastas no tocan ni con un palo, no teme meterse en jardines (reales y metafóricos) de los que es difícil salir, no teme cruzar sin adornos realidad y fantasía, no teme dinamitar los géneros. Es una película que se retuerce, que se rompe y se recompone, que desafía, que sacude.

Por su naturaleza, 'Border' ni va a salir con doscientas copias ni va a romper la taquilla, pero se estrena. Y, más importante, ha hecho cierto ruido. El premio Un Certain Regard en Cannes, las cuatro nominaciones a los Premios del Cine Europeo (EFA) y haber sido seleccionada por la academia sueca para representar a su país en los Oscar (aunque ya no esté entre las precandidatas) han llamado la atención sobre ella. Eso es buenísimo, como lo fue que hace tres años 'Toni Erdmann' (2016), una película realmente rarísima, rompiera (todavía con más fuerza que Borden, pues se habló incluso de 'remake' estadounidense) el cascarón de lo minoritario. Y es buenísimo porque nos recuerda con un altavoz un poco más potente que el cine no puede, no debe, ser tan conservador, que ha de seguir probándose y enloqueciendo… y que nosotros tenemos que seguir pidiéndoselo y facilitándoselo.