La clave

Nos toman por tontos

Tras el vergonzante pacto andaluz se caen las caretas: las derechas blanquean a la extrema derecha, aunque farisaicamente finjan no hacerlo

Juanma Moreno, del PP (izquierda), futuro presidente de la Junta de Andalucía y Juan Marín (Ciudadanos), próximo vicepresidente, firman acuerdo para gobernar Andalucía el 9 de enero del 2019

Juanma Moreno, del PP (izquierda), futuro presidente de la Junta de Andalucía y Juan Marín (Ciudadanos), próximo vicepresidente, firman acuerdo para gobernar Andalucía el 9 de enero del 2019 / EFE / JOSÉ MANUEL VIDAL

Enric Hernàndez

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Pacto de las derechas en Andalucía: el PP, Ciudadanos y Vox ("el otro partido", según Inés Arrimadas) acuerdan por separado un <strong>programa de investidura</strong> y, al no fotografiarse juntos, fingen que no es un pacto a tres bandas. El plan de Gobierno tiene enjundia por lo que dice (mano dura con la inmigración, cerco a las mujeres que quieran abortar, respaldo a la escuelas que segregan por sexo...) y por lo que predice: por vez primera en 40 años, la extrema derecha condicionará las políticas de una institución democrática.

Hambriento de poder, el PP de Pablo Casado pretende hacernos olvidar que anteayer vindicaba como quintaesencia de la democracia que gobernase por ley <strong>la lista más votada</strong>, abominando de los "pactos de perdedores"... que rubricaban las izquierdas. Tras el pacto andaluz se caen las caretas: el presidenciable del PP, segundo en las urnas, será investido con el voto de las fuerzas tercera y última.

El barniz liberal de Cs

Albert Rivera el tripartito derechista le desconcha el barniz liberal con el que había intentado enlustrar la oferta de Ciudadanos. Ya se lo ha advertido su referente francés, el presidente <strong>Emmanuel Macron</strong>, a través de una fuente del Elíseo: "Trabajar con un partido de extrema derecha no es algo anodino". La alianza electoral con En Marcha por la que tanto suspiraba Rivera con vistas a las europeas, en el aire. Y Manuel Valls, en un brete: ¿acatará la alianza naranja con los ultras, que siempre ha rechazado, o romperá con Ciutadans para optar en solitario a la alcaldía de Barcelona?

Llamativa es también la templanza con la que parte de la izquierda institucional acoge esta <strong>'operación blanqueo' de Vox</strong>. Tal parecería que los postulados anticonstitucionales solo son punibles si cuestionan la unidad patria, no la desentralización autonómica o los derechos de mujeres, homosexuales e  inmigrantes. ¿Dónde están los <strong>barones socialistas</strong> que claman por ilegalizar independentismo y otro 155?

Tanto fariseísmo solo puede tener dos causas: o ciertos políticos toman por tontos a sus votantes, o es a ellos a quienes les fallan las luces. Me inclino por la primera.