El endemoniado dilema del PDECat

Mas Colell avisa: o Presupuestos con Sánchez o riesgo de un 155 indefinido

Quim Torra y Carles Puigdemont, el pasado 8 de diciembre en Bruselas.

Quim Torra y Carles Puigdemont, el pasado 8 de diciembre en Bruselas. / NATALIA SEGURA

Joan Tapia

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El PDECat y la antigua CDC, el partido dominante en las elecciones catalanas durante muchos años, se encuentran ante una encrucijada endemoniada. La dirección del partido y del grupo parlamentario en Madrid (David BonvehíMarta PascalCarles Campuzano…) quieren volver a ser -sin renunciar a nada- el partido centrista, catalanista y pragmático de la mejor época del pujolismo. Ser más pragmáticos que ERC y asumir un liberalismo no reaccionario.

Pero no logran imponerse en el magma en el que se ha convertido la confusa unión (o desunión) entre el PDECat, JxCat y la Crida con la que amenaza Carles Puigdemont, que sueñan con una coalición independentista radical como fórmula para derrotar ERC, a la que se quiere denunciar como pactista. Y no rehúsan alianzas con la ANC maximalista (la de Elisenda Paluzie) o incluso con los CDR.

Pero no se puede ser del Barça y del Real Madrid al mismo tiempo. No se puede estar a la derecha de ERC y, al mismo tiempo, desbordarla por la izquierda. El PDECat tendrá que elegir... o morir fruto de la desorientación y la incapacidad de marcar una línea clara que pueda seducir al independentismo que 'toca de peus a terra'.

Bonvehí intentó este lunes ganar tiempo. Hoy presentarían una enmienda a los Presupuestos (para matarlos), pero quizá no lo hagan dentro de dos meses si Pedro Sánchez se mueve. De todas maneras, al final votarán en contra por dignidad. Y para resolver el conflicto con Puigdemont -cosa que ya se ha demostrado imposible-, la dirección del PDECat viajará a Bruselas la próxima semana.

La amenaza

Vale, pero el PDECat solo tiene dos alternativas: votar los Presupuestos (negociando), e inclinar a ERC a hacer lo mismo, o no votarlos, obstaculizar que ERC lo haga y aumentar así la inestabilidad del Gobierno Sánchez. Los diputados Campuzano y Ferran Bel apuestan por lo primero. Puigdemont y su diputada Miriam Nogueras, por lo segundo. E incluso amenazan con intentar una nueva investidura de Puigdemont para liarla más y hundir a Sánchez.  

Andreu Mas Colell, el 'conseller' de Artur Mas más respetado intelectualmente y con capacidad de diálogo en Madrid, lo dejó claro en el 'Ara'. Al secesionismo le conviene votar los Presupuestos porque ayudarían a gobernar Catalunya y porque a corto plazo (a largo todos muertos, como decía Keynes) solo tiene dos opciones: ayudar al Gobierno Sánchez para que la izquierda española vuelva a ganar las elecciones (sabiendo que solo se le ofrecerá una vía estatutaria plus), o contribuir a matar al presidente y aplanar el acceso de la derecha a la Moncloa (seguramente con Vox) con el riesgo (o certeza) de otro 155 más macho y de duración indefinida.

Mas Collell no es una veleta. Sufrió la rendición de Mas a la estrategia rupturista de la CUP en enero del 2015, leyó bien el fracaso del 27-O y ha decidido contar la cruda realidad. Los Reyes Magos ya han pasado y no se puede esconder, como el avestruz, la cabeza bajo el ala. Bonvehí tiene miedo a los costes de la decisión, pero para hacer una tortilla hay que romper huevos.