Dos miradas

Niños solos

Los menores que inhalan pegamento en el Raval me remiten a la Cruzada de los Niños, a medio camino de tragedia real y de la fabulación literaria, de principios del siglo XII... Procesiones tristes y desoladas de niños sin coraza

Niños tutelados viven en la calle en Barcelona.

El Periódico sigue las rutinas de los menores. / periodico

Josep Maria Fonalleras

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La Cruzada de los Niños es un episodio ciertamente extraño de la historia europea, a medio camino de la tragedia real y de la fabulación literaria. Más de 30.000 niños, provenientes de dos columnas que recorren Francia y Alemania a principios del siglo XIII, a las órdenes de dos muchachos iluminados, para ir a reconquistar Jerusalén. Acaban muertos de hambre, o de peste o ahogados. O raptados por unos mercaderes que los venden como esclavos. Imaginaban que, una vez frente a la costa, el mar se abriría y los dejaría pasar. Pero no fue así. De aquella epopeya insólita, han emergido varias obras literarias, raras y magníficas. Desde 'La Croisade des enfants', de Marcel Schwob, a 'Las puertas del Paraíso', la sorprendente novela de Jerzy Andrzejewski que sólo tiene dos frases. Una, con unas 40.000 palabras; y la otra, con sólo una línea. O el poema largo de Brecht que rehace la aventura con unos niños polacos que huyen de los nazis: "Así pues, como no había ni carne ni pan, tenían fe y esperanza". Niños solos. 'Sine rectore, sine duce', como se menciona en el preámbulo de Schwob. Sin guía, sin jefes. Niños solos hacia la catástrofe.

He pensado en ello al ver a los niños que inhalan pegamento en el Raval, estos menores - ahora sin esperanza ni fe - que respiran la droga terrible para olvidar que tienen miedo, hambre y frío, y para no tener que respirar la insolencia del mundo adverso. Procesiones tristes y desoladas de niños sin coraza, como hace ocho siglos.