MIRADOR

Perdidos

Que Pablo Casado se avenga a competir permanentemente con un partido todavía pequeño es alucinante

El presidente del PP, Pablo Casado.

El presidente del PP, Pablo Casado. / periodico

Cristina Pardo

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El Partido Popular de la era post Rajoy anda ligeramente despistado. Con el expresidente de la formación, siempre había varias cosas claras. Tenía algunas ideas inamovibles o, como él prefería decir, era un señor previsible. Huía de las estridencias y de los cambios bruscos o, como él prefería decir, "yo soy un señor de Pontevedra". Sabíamos también que era de poco hablar ante los medios y, aunque en ocasiones era inevitable, eso reducía las posibilidades de meter la pata.

En mi opinión, el nuevo PP aún no es ni mejor ni peor. Pero Pablo Casado tiene ideas distintas, un equipo muy diferente, de gente más joven e inexperta, y provoca con sus vaivenes y sus decisiones algo más de desconcierto que el que se generaba en la etapa anterior. Un claro ejemplo de ello es la chorrada que colgaron este fin de semana en las redes pidiéndoles a los Reyes Magos que más que dejar regalos, se llevaran por delante al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

A ningún partido en su sano juicio, se le ocurriría desearle la muerte al rival. Es verdad que pretendía ser un vídeo de humor. Pero hombre, viniendo de la formación que no se escandaliza ante las causas judiciales por letras de canciones, chistes o tuits de mal gusto, no parece lo más coherente.

Luego pidieron perdón, que está muy bien. Sin embargo, andar moviendo por Twitter ese tipo de contenidos, da una sensación terrible de precariedad intelectual e ideológica. También daría para un extendido análisis el anuncio del Gobierno de implicar a la fiscalía. Pero bueno, no entraremos en detalles y nos quedaremos con el paupérrimo espectáculo general con el fin de empezar el año deprimidos, pero no hundidos. 

A lo que iba. Este tipo de tonterías evidencian el nivel, cuando van a lo pequeño y a veces también, cuando van a lo grande. Es evidente que hay un encendido debate interno sobre cómo afrontar la aparición y el éxito de Vox. Es natural e incluso necesario. Y sería bueno que llegaran a alguna conclusión cuanto antes, para actuar en consecuencia y sin bandazos.

Es dificilísimo de entender que Casado ceda ante Vox en temas que afortunadamente iban quedando poco a poco fuera de la refriega política, como es la violencia machista. Si el partido de Santiago Abascal quiere salir con ese tipo de exigencias para apoyar el cambio de Andalucía, cosa para mí del todo incomprensible, allá ellos.

Pero que Casado, líder de un partido grande, se avenga a competir permanentemente con un partido todavía pequeño en todos los temas, es alucinante. ¿Desde cuándo a Casado le parece mal la actual legislación contra la violencia machista? Si el líder del PP decide darle a Vox la razón en todo, incluso en los asuntos más peregrinos, no entiendo por qué un votante de derechas tendría que elegirle a él, en lugar de al original, al que parece llevar la voz cantante. Vox tiene una ventaja sobre Casado: el pensamiento allí es uniforme. En el PP, no. Sería más provechoso pedirles a los Reyes que aplaquen la disidencia interna.