DOS MIRADAS

El atracón de Torra

Ante la triple alianza de la derecha, la izquierda catalana (toda) debería tomar partido

Discurso de fin de año de Quim Torra

Discurso de fin de año de Quim Torra / Jordi Bedmar

EMMA RIVEROLA

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Quim Torra nos regaló un atracón de simbología barata en su discurso de fin de año. Entre tanta retórica trasnochada y onanista, además de alimentar el mito de un 80% que la realidad desmiente, apuntó tres objetivos de su gobierno: garantizar una Catalunya justa, generadora de igualdad y progreso para sus hijos y que se convierta en un espacio de cultura y talento. No, no era el día de los Inocentes.

Triste rostro

A renglón seguido, el presidente de una de las comunidades autónomas que menos proporción de su presupuesto destina a sanidad y educación, se lanzó a un juego malabar en el que mezcló derechos sociales, derechos humanos, derechos civiles y derecho a la autodeterminación. Y todo quedó claro. Torra es el triste rostro de un gobierno colapsado por la ineptitud, las contradicciones y una ANC perdonavidas que lanza ultimátums.

Pero, al fin, ¿qué quieren? Catalunya está en condiciones de pactar con el gobierno de Sánchez y con Podemos unos presupuestos favorables, rebajar la tensión social y favorecer el juicio a los presos y empezar a sentar una mínima base de confianza, imprescindible para cualquier avance político. A los acusados por rebelión no les favorecen un Govern y una ANC que día sí, día también, amenazan con lanzarse al monte. Al otro lado está la triple alianza de JxEsp. Una tentación para los que viven de alimentar el ego nacionalista ‘nostrat’, pero la izquierda catalana (toda) debería tomar partido.