ANÁLISIS

La superioridad de la Premier

El City de Guardiola es ahora vulnerable y netamente inferior en brillantez y creatividad al Liverpool de Kloop

Guardiola habla con Klopp en el Liverpool-City disputado en octubre en Anfield.

Guardiola habla con Klopp en el Liverpool-City disputado en octubre en Anfield. / periodico

Antonio Bigatá

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Por mucho que algunos conviertan en latiguillo insistente eso de que la Liga es el mejor campeonato del mundo, cuando llega Navidad deben callar y disimular porque es el momento del año en que la Premier  demuestra  inequívocamente que lo que dicen aquí va de farol.

En las islas británicas la emoción e incertidumbre de su competición es mayor; suelen competir de verdad por el título no dos Grandísimos como aquí, sino hasta cinco o seis equipos inmensos, bastante diferente en sus respectivas características de juego, y con una tendencia estadística global a estar mucho más igualados en el palmarés.

Poco a poco, la Premier atrae a los mejores jugadores y técnicos del planeta

Además de eso  la Premier poco a poco atrae cada vez más a los mejores jugadores y técnicos del planeta (salvo las excepciones puntuales que ofrecen --yo diría que todavía--  las alineaciones del Barça, Madrid, PSG, Juve o el Bayern). Los árbitros tienen actuaciones menos conflictivas, los encuentros se disputan en estadios con más personalidad y las aficiones constituyen un espectáculo añadido al que proporciona el juego. Todo lo han logrado a partir de mejores y más equitativos planteamientos en el negocio televisivo. La Premier es superior.

Encima tienen dos pluses, un calendario más flexible que el nuestro y esa especie de chicane del  juego del Scaletrix que es el apretón navideño del Boxing Day. Esas tres jornadas en siete días ponen a prueba la consistencia de las plantillas, elevan el valor del campeonato  y hacen felices a los aficionados que tienen vacaciones y tiempo extra para atender a su pasión.

Una incoherencia que no durará

En España hasta ahora se ha rechazado un aliciente extraordinario así apelando al derecho al descanso de los futbolistas, pero es una incoherencia que no durará. Esos jóvenes con empleo e ingresos privilegiados que en bastantes casos logran dinero para vivir sin demasiados problemas el resto de sus vidas tras unos pocos años de profesión ya descansarán cuando se retiren.

Las emociones del 'Boxing Day' nos han traído una inesperada debacle del City de Guardiola

Pero la verdadera clave de que aquí no se adopten mejoras así es que allí las riendas del fútbol no las han llevado personajes tan desastrosos como Villar, que nos ha hecho perder tanto tiempo mientras se dedicaba a su promoción y negocio particulares, o el esperpéntico Javier Tebas, tan poco serio que ha sido capaz de organizar un lío como el de querer jugar partidos en Estados Unidos sin consensuarlo con nadie.

Las emociones del Boxing Day nos han traído esta vez una inesperada debacle del City de Guardiola, que además de perder el liderato y quedar distanciado a un buen puñado de puntos padece de pronto falta de consistencia. Gran favorito a ganarlo todo esta temporada, las bajas de David Silva y Fernandinho lo han convertido en un once nervioso, vulnerable y netamente inferior en brillantez y creatividad al Liverpool de Kloop.

El KO de Mourinho

Es como si el rey Herodes hubiese desangrado a varios de los niños de Pep pues no ha conseguido restablecer la buena forma alcanzada por De Bruyne Gundogan antes de sus lesiones, y tiene fuera de combate al lateral francés Mendy,  que debía ser esta temporada su gran baza desequilibradora por la izquierda.

De momento el único éxito indirecto de Guardiola es su KO a Mourinho (pero eso todavía podría resucitar a tiempo al Manchester United),  mientras el Chelsea de Maurizio Sarri y el Tottenham de Pochettino en estos momentos le igualan en eficacia y progresión.

Todavía apuesto por el City para la Premier y la Champions, pero Guardiola tendrá que volver a demostrar que es el mejor haciendo trabajar a los suyos y preparando los partidos. Es llamativo que el Barça mejore sus probabilidades ante los tropiezos de su exentrenador, pero hay hay truco: Valverde tiene al Gran Joker de este juego y Pep no. Tanto al City como a la Premier les falta algo y en Barcelona sabemos perfectamente su nombre.