Dos miradas

El 'mosso' que grita

Un policía -es su trabajo- debe velar por el orden pero no debe conversar con los manifestantes. Si, además, inicia la conversación con un taco y la termina con un insulto, entonces, es que hace mal su trabajo

"Què república ni què collons": un mosso increpa un agent rural que es manifestava a Barcelona.

periodico

Josep Maria Fonalleras

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Estoy de acuerdo con Joaquim Coll al tiempo que discrepo. Escribía en este diario que hay una realidad que se resume en el famoso grito del 'mosso' el 21-D. La república catalana no existe. Negar esta evidencia o bien responde a una ilusoria capacidad de fabulación o bien a una ceguera absoluta y sin matices. No existe. Y punto.

Ahora bien. Joaquim considera que la "represalia" del Govern -una investigación sobre la actuación del policía- es desmesurada, porque el agente dijo la verdad. Sí, la dijo, pero no en una conversación de bar o en una encendida discusión en una cena con amigos sino ejerciendo de 'mosso', es decir, ejerciendo su autoridad. Y resulta que añadió "idiota", que es claramente un insulto a un ciudadano. Un policía -es su trabajo- debe velar por el orden pero no debe conversar con los manifestantes. Mantenerse impávido es una de las tareas más relevantes de la potestad que le otorga la ley. Si, además, inicia la conversación con un taco y la termina con un insulto, entonces, es que hace mal su trabajo. Esto es tan evidente como que la república no existe.

Nada de represalia, pues. Simple aplicación del reglamento. Joaquim también habla del aeropuerto y loa la iniciativa de bautizarlo con el nombre del político más espabilado del siglo XX. Como dijo alguien, tal vez lo mejor era haber dejado El Prat y añadir De la Riba, el político más sensato del siglo XX.