Análisis

La narcoserie de 'El Chapo' Guzmán

El juicio contra el poderoso narco puede convertirse en un serial sobre las redes de la droga mundial y su conexión con las cloacas del poder

Joaquín 'El Chapo' Guzmán, escoltado en Ciudad Juárez por la policía mexicana para su extradición a Estados Unidos.

Joaquín 'El Chapo' Guzmán, escoltado en Ciudad Juárez por la policía mexicana para su extradición a Estados Unidos. / periodico

Rafael Vilasanjuan

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El hombre que quería llevar al cine su vida aventurera, el mismo que se citó con la actriz de sus sueños, burlando a la policía mexicana y la Agencia Federal americana cuando le pisaban los talones, ese hombre se sienta ahora en el banquillo. En la vida de Joaquín El Chapotodo es excesivo, exuberante. Un ego insaciable que se jugó la captura a cambio de media hora de gloria en un encuentro clandestino con la musa de las series que entretenían sus largos periodos de fuga y sus tantas tardes de encierro. Ese arquitecto que llegó a concebir la estructura mas poderosa que haya existido hasta la fecha y cuya fortuna le llevó a aparecer en lista Forbes codeándose con el propio Bill Gates, es el que ahora está siendo juzgado en Nueva York, en un proceso que puede convertirse mas que en una película, en un serial sobre las redes de la droga mundial y su conexión con las cloacas corrompidas de un poder que las permite y se alimenta.

El Chapo Guzmán, es el nuevo Pablo Escobar mexicano. Es probable que una parte de su negocio fuera herencia de la descomposición de los cárteles colombianos a raíz de la caída del rey. En el mundo de la droga sucede siempre lo mismo: cuando se acaba con un capo, sus sicarios pelean a muerte en un espacio fragmentado mas peligroso y violento, hasta que uno nuevo se hace con el monopolio. Fue así como pasamos del cártel de Medellín en Colombia, al de Sinaloa en México, el que dirigía El Chapo hasta su detención y que se calcula sigue introduciendo casi un 90% de la cocaína que entra en EEUU.

De momento hablan los testigos protegidos, antiguos sicarios que verán rebajada sus propias condenas, en idéntica medida que quedarán condenados el resto de sus vidas a las amenazas salvajes del narcotráfico. Por ahora, El Chapo se declara inocente, solo un capo menor de un entramado que le delató para seguir manteniendo a los jefes en su sitio. Desde que fue detenido, hace dos años, el flujo de cocaína se mantiene constante atravesando la frontera de México, como si no hubiera infierno.

Corrupción

Y es que buena parte del problema está en la demanda y en la corrupción para permitir que aterricen vuelos clandestinos, que entren camiones colmados por esa frontera que Donald Trump dice sellar o que se mantengan túneles interiores que burlen las vallas. Imposible mantener el flujo constante si la estructura que permitió a El Chapo concebir la red de narcotráfico mas grande conocida hasta ahora, no estuviera muy bien engrasada no solo con sicarios, sino también altos cargos de la Administración, de la policía y los jueces.

En México, que algunos califican como narcoestado, las sospechas alcanzan al presidente saliente, Peña Nieto. En EEUU está por ver. El serial anuncia cuatro meses de sorpresas. Es lo que se prevé que dure un juicio donde la única duda es saber si se juzga solo a El Chapo o se empieza desmontar una narcoestructura que afecta sustancialmente al poder. Como en todos los seriales, es imposible avanzar el final.