Análisis

2019: Oportunidad y calvario para Pedro Sánchez

La Moncloa apuesta por encauzar la crisis catalana a medio o largo plazo, aunque el proyecto parezca una quimera

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Pleno del Senado del pasado 18 de diciembre.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Pleno del Senado del pasado 18 de diciembre. / periodico

Gemma Robles

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20 y 21-DCita en PedralbesPedralbes. Polémico Consejo de Ministros en Barcelona. Marcadas ya en la biografía de Pedro Sánchez ambas jornadas. Para algunos constituyen una valiente apuesta por tratar de resucitar un diálogo tan moribundo como necesario entre España y Catalunya. Para otros, una exhibición inútil de dos realidades condenadas a no entenderse, pero sí a mantener las formas. Para un grupo nada desdeñable, a tenor de lo visto de Andalucía, una humillación histórica del Gobierno ante el independentismo. Y para un buen puñado de catalanes que claman desde distintas asociaciones o grupos de presión, la prueba inequívoca de que el secesionismo flojea con Quim Torra en Palau.

En Moncloa, pese al estresante ruido político y mediático, se apuesta por encauzar la crisis catalana a medio o largo plazo, aunque el proyecto parezca una quimera. En ningún caso antes de la sentencia sobre el 'procès' en el Supremo. También se atisba en el horizonte una oportunidad para Sánchez. Oportunidad presupuestaria. Y grandes dosis de calvario con una oposición exigiendo elecciones generales y con un PSOE al que le tiemblan las piernas (y los cálculos electorales) en determinados territorios. 

155 perpetuo

En enero está previsto que se registren las nuevas cuentas públicas en el Congreso. Será entonces cuando se invite formalmente a ERC y a PDECat a permitir al menos su tramitación ERC y a PDECat para no condenar a muerte a la endeble legislatura y, de paso, no abrir ya la puerta a una derecha con claras posibilidades, que clama por un 155 perpetuo y la ilegalización de los partidos ‘indepes’.  Ahí es nada.

La idea de que Pablo Casado y Albert Rivera sean los dueños del cotarro gubernamental, dependiendo de Vox en el día a día, aterra al PNV. Los nacionalistas vascos abogan en consecuencia por dar oxígeno a los presupuestos. Hablan entre bambalinas con exconvergentes y republicanos sobre esta posibilidad (como Podemos) mientras advierten a Sánchez de que toca política con mayúsculas y con riesgos, huyendo de discursos huecos. Los peneuvistas quieren ganar tiempo. Pretenden forzar movimientos de calado, ya sea por responsabilidad institucional o por la mera supervivencia de aquellos que hicieron posible la censura a Mariano Rajoy. Saben lo que significaría, también para ellos, una derecha envalentonada que desarrolla a gran velocidad alergias al autogobierno. No minimizan el escenario y piden al independentismo catalán que haga lo propio.

El futuro presupuestario no es la única incógnita del 2019 para el presidente. Ahí están las críticas recibidas por parte de algunos de sus barones, más cercanos al discurso de Rivera sobre Catalunya que al de su líder. No es de extrañar: son los mismos que hace unos años prohibieron a Pedro Sánchez hablar con ERC y PDCat para intentar su investidura. Pero esta coyuntura es distinta. Su entonces candidato es ahora jefe del Ejecutivo y quien se perfilaba como alternativa interna, Susana Díaz, no pasa por su mejor momento. Aun así habrá turbulencias en el PSOE y se tendrán que tomar decisiones.