Opinión | EDITORIAL

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Trump abandona Oriente Próximo

La de Trump es una decisión altamente irresponsable sobre la política exterior y sobre la estructura de alianzas tejidas entre Washington y otros países

El secretario de Defensa, James Mattis, junto al presidente de EEUU, Donald Trump.

El secretario de Defensa, James Mattis, junto al presidente de EEUU, Donald Trump. / periodico

Con el anuncio de la retirada de EEUU de Siria y de Afganistán Donald Trump ha dado un golpe de timón destinado a alterar la política exterior de su país y la correlación de fuerzas en la zona más conflictiva del mundo. Con su decisión, Trump sume a EEUU en un aislacionismo internacional aún mayor del que ya vive inmerso en los dos años de su presidencia. La renuncia a su hegemonía en la zona implica un vuelco en el equilibrio de fuerzas en la región y la cesión del terreno a dos países que en el tablero regional sido siempre considerados como adversarios, Irán y Rusia. 

Traición a los kurdos

La de Trump es una decisión altamente irresponsable sobre la política exterior y sobre la estructura de alianzas tejidas entre Washington y otros países. La decisión implica el abandono de los kurdos cuyas fuerzas en Siria, aliadas de EEUU, han sido decisivas para desalojar al ISIS del norte del país. Estas fuerzas quedan ahora a los pies de los caballos de Turquía, cuyo presidente Recep Tayyip Erdogan está en guerra permanente con todos los kurdos.

En Afganistán, la decisión de Washington deja a los pies de los caballos a un país que no se ha recuperado de la invasión estadounidense de principios de siglo en su caza mundial de Osama bin Laden. Este vuelco en el equilibrio de fuerzas en la región tampoco favorece al gran aliado de Washington, Israel. Tel-Aviv queda disminuido ante un Irán que no desaprovechará la oportunidad de ocupar el vacío dejado por EEUU.  Todos los presidentes estadounidenses han sido pro-israelíes, pero Trump, el que más. Contra el consenso internacional reconoció a Jerusalén como la capital de Israel y allí trasladó su embajada. No es de extrañar que ahora la retirada estadounidense de Siria haya desatado el nerviosismo en Tel-Aviv y haya dejado a Binyamin Netanyahu en entredicho.

La dimisión del secretario de Defensa, James Mattis, a raíz del anuncio de repliegue era obligada en alguien como el veterano militar que conoce el valor de las alianzas, sabe la necesidad de que sean sólidas y considera una obligación el respetarlas, todo lo contario a lo que cree Trump. La guerra de Siria ya la ha ganado Vladimir Putin a quien el tirano de Damasco, Bachar El Asad, debe la supervivencia. La retirada de EEUU es un puente de plata para Moscú que se consolida como fuerza decisiva. Aquella parte del mundo, y de rebote el resto, no serán lo mismo.