El 21-D

Triple aprobado de Pedro Sánchez

El empresariado pide la aprobacion de los Presupuestos porque prioriza la estabilidad

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Joan Tapia

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Pedro Sánchez ganó la moción de censura gracias a Campuzano (de la antigua CDC) y a ERC. Pero Waterloo puso mala cara: PSOE igual al PP, mejor el PP. Luego Sánchez lanzó la desinflamación: diálogo desde la legalidad y menos histeria. Y el independentismo exploró la vía. Le convenía a la Generalitat, esperaba condicionar a Sánchez y mucha Catalunya estaba agotada de tanta tensión y grandilocuencia con resultado Aznar: cero patatero.

Pero ¿y si la desinflamación, con Miquel Iceta con el mazo dando y la bendición democristiana, tentaba a los catalanes y resucitaba la tercera vía? Torra amenazó a Sánchez con todas las penas del infierno si en noviembre no comulgaba con el referéndum.

¿Torra solo? A Sánchez se le complicó todo cuando ERC apostó por aquello de “presos por Presupuestos” y la fiscalía siguió “impasible el ademán”. Peligro para Sánchez que se podía quedar sin Presupuestos, con un Consejo de Ministros en Barcelona que no debía desconvocar (Barcelona es España), con Torra jaleando a los CDR y hablando de Eslovenia y Vox en Andalucía mirando lascivamente hacia Madrid. Toda la derecha gritaba: ¡a la guillotina!

El mal menor

Pero Sánchez es tenaz (recordemos la batalla del PSOE) y la racionalidad (como Cuenca) también existe. Elsa Artadi dijo que el Consejo de Ministros en Barcelona era una provocación. Luego Jordi Sánchez y ERC la hicieron rectificar. Sánchez (Pedro) era demasiado PSOE, pero también el mal menor y Casado espanta más que Rajoy. De ahí viene la declaración conjunta del jueves por la noche: hay serias discrepancias entre los dos gobiernos, pero se levanta acta conjunta de que en Catalunya hay un conflicto que debe resolverse en espacios de diálogo y en el marco de la seguridad jurídica.

Es la evidencia que molesta a la derecha de allí y a los radicales de aquí. Pese a que estamos en vísperas del juicio más divisivo de la democracia española, el secesionismo tragaba (y vestía) que el Gobierno de España se reuniera en Barcelona. Primer aprobado de Sánchez.

Además, el empresariado y gran parte de la sociedad civil se volcaban en la cena del Foment del jueves por la noche. Ada Colau asistía por primera vez (al Foment) y con discurso astuto. Torra también, aunque a medias. Y Pedro Sánchez era aplaudido no con entusiasmo, pero casi. Y Sánchez Llibre operaba cual Celestina entre la burguesía catalana, los secesionistas, Colau y el líder del PSOE exigiendo que se aprobaran los Presupuestos porque la economía (que va bien) necesita estabilidad. Y el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, en un inteligente discurso, acompañaba a medias. Segundo aprobado.

Pero hubo protestas. Logico, por lo del 47%. En la manifestación hubo 40.000 (Colau dixit). Por la mañana algo de violencia radical, nada excesiva si miramos a París. La violencia desacredita al que la ejerce y los Mossos (tan criticados en Madrid) mantuvieron el orden. Hubo carreteras cortadas. Hay gente que dice 'tombarem el règim', pero la calle siguió su vida. La protesta es normal en democracia y no pasó nada grave. Tercer aprobado.