ANÁLISIS

Messi es de oro

Déjenlo, de verdad. Claro que no es el quinto mejor jugador del mundo. Lo saben todos

Messi celebra uno de sus tres goles al Levante en el 'Ciutat de Valencia'.

Messi celebra uno de sus tres goles al Levante en el 'Ciutat de Valencia'. / periodico

Sònia Gelmà

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Déjenlo, de verdad. Claro que no es el quinto mejor jugador del mundo. Lo saben los galardonados, lo saben los organizadores y lo sabe Messi. Pero solo hay algo que cause más hartazgo que el debate previo al Balón de oro: el debate posterior. No es nada más que un premio individual basado en unos criterios algo erráticos y poco definidos. Y no sufran, que ni el mismo Modric cree ser mejor jugador que Messi.

Cuando el gol era su razón de ser, parecía que no podía haber un Messi mejor. Pues, existe

Seguir haciendo hincapié en la contradicción del premio --que otorga una revista-- a cada exhibición de Messi, es casi ridículo. No hay trofeo que desluzca el color del talento de Messi y precisamente este martes recogerá otro premio dorado, su quinta Bota de Oro, una consecuencia más de su indiscutible voracidad. Pero Messi ya no es un glotón del gol como hace unos años, sus cifras goleadoras no son más que la consecuencia natural de su avidez por disfrutar todos los aspectos del juego. 

Cuando el gol era su razón de ser, parecía que no podía haber un Messi mejor. Hasta que comprendió que su equipo no solo le necesitaba definiendo. Y evolucionó, como ha progresado en su nueva faceta de capitán marcando prioridades. Y volverá a evolucionar una y otra vez, como ha hecho desde que subió al primer equipo.

Convertir la rutina en extraordinario

Ante el Levante, Leo Messi volvió a decidir un partido en favor del Barça. Y a nosotros, desmemoriados, nos encanta volver a sorprendernos ante su excelencia. Y a cada exhibición, nos descubrimos elogiando su excepcionalidad, como si su genialidad no fuera lo normal en él. Buscamos adjetivos grandilocuentes y alguna metáfora no descubierta para describir lo visto, como si no fuera lo mismo de la semana anterior. Algunos futbolistas son capaces de ser Messi un día, pero lo que hace único al argentino es esa regularidad que convierte en rutina lo extraordinario.

Algunos futbolistas son capaces de ser Messi un día, pero lo que le hace único a él es su regularidad

El del domingo no es más que otro partido de excelente para sumar pedazo a pedazo una nueva Liga para el Barça. No es ninguna casualidad la presencia de Messi en esos siete campeonatos del Barça en la última década. En cada una de esas Ligas ha habido más de quince partidos resueltos por el argentino, incluso en una temporada como la actual, en la cual la competición doméstica ha pasado a ser secundaria en su lista de prioridades.

Y esperamos expectantes esta nueva evolución que se intuye. La penúltima. La que le ha hecho fijar la Champions como objetivo. Su ascendente ha contagiado al equipo, que ha ofrecido en esta competición su cara más sólida. El Olympique de Lyon es el siguiente obstáculo en el camino para ese final que Messi ya ha diseñado en su cabeza y que ahora hace falta ver si es capaz de convertirlo en realidad. Porque aunque la orejuda sea plateada, ésta sí que vale su peso en oro.