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'Brexit': ¿ilusiones recobradas?

En las últimas semanas ha ido creciendo en el debate público, y político, la posibilidad real de un segundo referéndum. De ser una idea romántica, enarbolada por unos cuantos nostálgicos, va cobrando cada día una forma más definida.

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Cristina Manzano

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Ya el mismísimo 24 de junio de 2016, el día siguiente del nefasto referéndum del 'brexit', algunos analistas comenzaron a predicar que la salida del Reino Unido de la Unión Europea no llegaría a producirse.

No era solo fruto del estupor, la rabia y la profunda depresión causados por el resultado, sino una anticipación de las tremendas dificultades que el país iba a encontrar en un proceso absolutamente inédito. Difícil sí, pero no podían ni imaginar el infierno que está siendo la travesía en el desierto de las negociaciones con un frente comunitario unido.

En las últimas semanas ha ido creciendo en el debate público, y político, la posibilidad real de un segundo referéndum. De ser una idea romántica, enarbolada por unos cuantos nostálgicos, va cobrando cada día una forma más definida. Si el pasado mes de junio, coincidiendo con el segundo aniversario del referéndum, unas 100.000 personas salieron a las calles de Londres pidiendo parar el 'brexit', el 20 de octubre fueron 700,000 las que se manifestaron reclamando directamente volver a consultar a la gente antes de dar el salto hacia el abismo.

Si hasta hace poco la cuestión era anatema para una gran mayoría que consideraba sacrosanto el resultado de la voluntad popular, hoy son cada día más las voces –una de las últimas la del exprimer ministro Tony Blair- que reclaman una nueva votación como forma de salir del gigantesco atasco en el que se encuentra el proceso de salida y de combatir las incertidumbres, en forma y fondo, que se presentan tras ella.

Contenido del acuerdo

También hasta hace poco cuando se hablaba del tema lo que se contemplaba era, sobre todo, poder votar sobre el contenido del acuerdo negociado por Theresa May. Ahora se plantea además la posibilidad de preguntar al “pueblo” sobre si quiere parar definitivamente el 'brexit'. De hecho, entre las combinaciones que teóricamente se barajan, una incluye tres preguntas: ¿aprueba el acuerdo alcanzado por el Reino Unido con la Unión Europea?, ¿prefiere un no acuerdo?, ¿o prefiere que no haya 'brexit'? (por supuesto, el lenguaje no sería ese, pero el espíritu sí).

El resto de países de la UE observa con no confesada esperanza esa creciente marea. De cara a los negociadores británicos, los 27 se han hecho los duros –y como bien ha comprobado May la semana pasada, se lo siguen haciendo-, ofendidos por semejante afrenta al Club y deseosos de mostrar a cualquier otro díscolo lo que le espera. Muchos están hartos, además, de estar dedicando tanto tiempo y energía a este tema, cuando la Unión se sigue enfrentando a desafíos existenciales. Sin embargo, también algunos han recibido con cierto alivio la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea según la cual el Reino Unido puede revocar unilateralmente su decisión de abandonar la Unión.

No es muy probable, en cualquier caso, que pueda realizarse ese segundo referéndum. Es más, en el caso de hacerlo, tampoco está muy claro cuál sería el resultado, por mucho empeño que pongan los 'remainers'. Pero de vez en cuando hace ilusión pensar que es posible revertir los errores de la Historia.