LA CLAVE

El cristal de Lledoners

Se hace hoy más política en la cárcel que en muchos despachos de la Generalitat. Los fiduciarios del 'procés' y los pirómanos del 155 deberían meditar por qué

Fotografía de los políticos presos en la cárcel de Lledoners

Fotografía de los políticos presos en la cárcel de Lledoners / ÒMNIUM CULTURAL

Enric Hernández

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Mientras Jordi Cuixart departe con TV-3 en una cabina, en la contigua Josep Rull recibe a otra periodista. Por gentileza de esta, el visitante mantiene un breve aparte con el 'exconseller' de Territori, quien narra su pérdida de peso y cuánto le cuesta conciliar el sueño tras diez días con la manzanilla como único alimento. Rull se sumó a la huelga de hambre para poner el foco en la exasperante dilación del Constitucional, pero hizo una promesa a su familia: parará en cuanto los médicos adviertan riesgos para su salud.

Con retraso, Oriol Junqueras llega al locutorio junto a Raül Romeva, este con un ejemplar de EL PERIÓDICO bajo el brazo. Ambos comparten cabina y charla con el visitante, igual que a lo largo del día se reparten tareas y discuten estrategias políticas. Son, o aparentan ser, un equipo perfectamente coordinado. 

El presidente de ERC se mantiene en constante contacto con ‘consellers’, alcaldes, concejales, cuadros de su partido…  Sin obligaciones institucionales ni cortocircuitos orgánicos, ahora Junqueras parece ejercer al frente de su partido un liderazgo más robusto que cuando estaba en el Govern. Y la relación de sus visitas incluye a personajes de lo más variopinto y transversal. 

No da muestras de angustia o fatiga. Tampoco de resignación, si bien ha tomado conciencia de que le espera un largo periodo entre rejas. Declama sus reflexiones como si hubieran de quedar registradas para la historia, aun sin grabadoras que las inmortalicen. En el cristal de la cabina ve reflejada la imagen del referente político que aspira a ser… hasta que recobre la libertad.

UNA REFLEXIÓN NECESARIA

Al otro lado de la pared, en la zona reservada a familiares y autoridades, dos 'exconselleres' departen sin vidrios de por medio con los presos de JxCat. ¿El futuro de la Crida? ¿La lista de Barcelona? 

En la moderna prisión de Lledoners se hace hoy más política que en muchos despachos de la Generalitat. Lo que debería hacer reflexionar a los negligentes fiduciarios del ‘procés’ y a los pirómanos del 155 que aún echarían más leña a la hoguera catalana. Cárceles, juzgados y barricadas no son hábitats propicios para la política.