El conflicto independentista

Catalunya y las lecciones económicas del 'brexit'

Es exigible que el Govern informe a la población acerca de su visión sobre los costes económicos de una separación unilateral

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ilustracion de leonard beard / periodico

Josep Oliver Alonso

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Días complejos. En España, irrupción de la extrema derecha, indefinido horizonte electoral y deterioro creciente en Catalunya; en la UE, duro conflicto social en Francia, profundos cambios políticos en Alemania y choque Roma-Bruselas. En este contexto, y ello no es menor, la aventura del 'brexit' se acerca a su final. Termine como termine, tiene lecciones que no se deberían olvidar en el fragor de tantos problemas, en particular desde Catalunya.

Finalmente, Theresa May no se atrevió a presentar el acuerdo en el Parlamento y, tras su nuevo 'tour' por Amsterdam, Berlín y Bruselas, no está claro que acabará sucediendo. Además, la sentencia del Tribunal de Justicia Europeo de Luxemburgo, dictaminando que el Reino Unido puede detener el proceso de separación en cualquier momento, hace suponer que esta salida también está encima de la mesa.

Más de dos años de tenso y áspero debate

Desde estos lares, los ya más de dos años de tenso y áspero debate Reino Unido-UE para acordar el coste financiero de la salida, el marco comercial y el futuro de las cuatro libertades (libre circulación de personas, capitales, instalación de servicios y unión aduanera) debería obligar a una reconsideración de la posición de aquellos que demandan la independencia ya.

La posición de Catalunya no es la misma que la del Reino Unido, porque nuestro engranaje comercial con España es más profundo y lleva más tiempo integrado

Porque, justamente estos días, el 'president' Quim Torra ha sugerido que el marco más adecuado para solventar el conflicto con España es el retorno a la vía unilateral. Pero si estamos entrando en una nueva fase del choque de trenes, deberíamos reabrir debates que no se quisieron tener en el 2017. En particular, es exigible que el Govern informe a la población, más allá de otros aspectos, acerca de su visión sobre los costes económicos de una separación unilateral.

Observen el caso británico. El Banco de Inglaterra acaba de publicar su informe sobre las consecuencias económicas de la falta de acuerdo, el llamado 'hard brexit'. En su análisis, la caída del PIB podría alcanzar el 8% en un año, los tipos de interés subirían al 5,5% y la tasa de paro aumentaría severamente. Unos costes que también existirían, aunque en menor escala, incluso en caso de acuerdo. Conclusión: salir de la Unión conllevará perjuicios a los británicos. Sí o sí.

La posición de Catalunya no es la misma que la del Reino Unido. Nuestro engranaje comercial con España (bienes y servicios) es más profundo, porque lleva más tiempo integrado; la interacción en bienes, servicios, personas y capitales con el resto de la Unión, y por descontado con España, supera lo que podría postularse del Reino Unido; cerca de la mitad de la población catalana tiene ligámenes directos o indirectos con España, algo muy distinto a los europeos que residen en las islas británicas; y compartimos la misma moneda. Añadan a ello que las economías de Catalunya y España continúan muy endeudadas. Y que se necesita, para refinanciar la deuda bruta con el resto del mundo, una entrada de fondos cercana a los 300.000 millones de euros/año, de los que una parte (en el entorno del 20%) corresponde a necesidades de Catalunya. Finalmente, hay que recordar que una independencia de Catalunya alcanzada de forma unilateral, difícilmente podría mantenerse en el euro y la Unión Europea: no imagino unanimidades en el Consejo Europeo si esta cuestión se planteara. ¿Una Catalunya independiente fuera del euro y de la UE?

Clarificación sobre las consecuencias

El principal error del 'brexit' fue un referéndum que decidía el futuro del país sin conocer, en absoluto, qué resultados iba a provocar: de conocerse que el Reino Unido se empobrecería dudo que hubiera triunfado el 'sí'. No es este un tema menor. Por ello, en Catalunya debería exigirse al Govern clarificación sobre las consecuencias, y no solo económicas, de las decisiones que plantea. Si estamos entrando en una nueva fase del conflicto, que debería llevar a la declaración unilateral de independencia, habría que discutir acerca del futuro que espera a las actuales generaciones.

Puedo entender que Torra, Puigdemont o Comín no tengan dudas, y que la independencia fuera para ellos un bien superior que bien valdría el sacrificio económico y social de toda una generación. Pero no creo que esta posición sea mayoritaria, incluso en el mundo independentista. En una democracia, todos tienen derecho a proponer las opciones que consideren pertinentes. Y, por descontado, la independencia es una perfectamente defendible. Pero una democracia madura, y en Catalunya creo que deberíamos exigir que lo fuera, las grandes decisiones deben tomarse con la información precisa. El Govern debería informarnos, porque el futuro no es solo suyo. Es de todos.