Análisis

Catalunya no nos quiere

No nos conocen de nada, no se esfuerzan en hacerlo pero hablan de lo que queremos ser y de lo que tenemos que hacer para ser como queremos

Corte de la AP-7 en L'Ampolla

Corte de la AP-7 en L'Ampolla / periodico

Olga Ruiz

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No me gusta generalizar, no me parece apropiado para cualquier discurso que pretenda ser objetivo, aun así lo he hecho en el título y lo voy a hacer en este artículo, quedan avisados. Quiero entender por qué esta manía de reducirnos a una etiqueta bajo la que debemos sentirnos a gusto: Catalunya. Pero no la Catalunya que cada uno quiera o sueñe, no, esa no. Se trata de la Catalunya que han soñado por nosotros, que no es lo mismo. No nos conocen de nada, no se esfuerzan en hacerlo pero hablan de lo que queremos ser y de lo que tenemos que hacer para ser como queremos. ¿Y si no queremos? ¿Y si no compartimos el fondo ni las formas? Entonces, Catalunya no nos quiere, así de contundente.

Para los que nos permitimos cuestionar el fondo y la forma, Catalunya nos tiene preparado un destierro emocional, nos transforma en un monstruo de dos cabezas que responde a un nombre y apellido: español y facha. Y no hay quien les saque de ahí, y no hay quien nos saque de ahí. Es frustrante y doloroso asistir al linchamiento constante a todos aquellos que dudamos y lo decimos. “La duda es la escuela de la verdad”, decía Francis Bacon. Si solo asentimos, aplaudimos, y acatamos, si nunca cuestionamos, vayan buscando los hilos, indisolubles de cualquier marioneta.

Catalunya no quiere a los Mossos que hacen su trabajo, ¿Cómo les va a querer si son violentos? Catalunya quiere a los que no hacen su trabajo, esos sí que “serán siempre nuestros”. Catalunya no quiere a los catalanes que se quejan, aunque estén bloqueados horas y horas en la AP-7 por obra y deseo de los CDR. Da igual si son camioneros que necesitan seguir con su ruta para entregar la mercancía a tiempo o si son ciudadanos que deciden pagar su peaje a pesar de encontrarse levantada la barrera. Hay que ser facha y español para no entender que una autopista esté bloqueada durante 15 horas. Facha, español y tonto como le gritaban al joven que pagó su peaje.

Catalunya tampoco quiere al Gobierno de España, sea de derecha, de izquierda o de centro. Ahora toca no querer a este Gobierno, que quiere celebrar su Consejo de Ministros en Barcelona. ¿Cómo le van a querer si no vienen con un acuerdo de independencia bajo el brazo? ¿Acaso no es eso venir para provocar? Hay que ser español y facha. Catalunya no quiere a los periodistas, escritores, filósofos o historiadores que expresamos nuestra opinión en cualquier medio, si la opinión es la nuestra y no la suya. No quieren que digamos que no nos gusta la vía eslovena, que nos parece un delirio impropio de un gobierno. ¿Cómo no podemos entender que si hay que llegar a las últimas consecuencias por la independencia se llega y punto, aunque sea con un conflicto bélico por medio? Hay que ser español y facha. Si muestras respeto o cercanía en otros escenarios del independentismo, el panorama no es mejor, entonces eres también equidistante. Española, facha y equidistante: el Leviatán.

Hace unos días paseando por Madrid me encontré con su eslogan: 'Madrid te abraza'. ¿A quién abraza Catalunya? ¿A quién quiere Catalunya?