Dos miradas

El peligro de Torra

El 'president' se equivoca, no hemos perdido el miedo, ni siquiera se imagina el miedo que él nos provoca a unos cuantos

Quim Torra

Quim Torra / periodico

Emma Riverola

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Al fin, de todos los calificativos, ya sabemos cuál encaja mejor al hombre que llegó a la Generalitat de carambola. Sí, Quim Torra es peligroso. Lo es su alarmante palabrería, tan proclive a incendiarlo todo, desde los libros de historia a las calles y a los garantes de su orden.  Lo es la arrogancia de su pensamiento, tan próxima al sectarismo. Y lo es, sobre todo, ese ánimo insustancial que le hace derivar del almíbar ‘kumbayá’ a un belicismo tan incomprensible como irresponsable.

“Los catalanes hemos perdido el miedo. No nos dan miedo. No hay marcha atrás en el camino hacia la libertad. Los eslovenos decidieron tirar adelante con todas las consecuencias, hagamos como ellos y estemos dispuestos a todo para vivir libres”. ¿Cómo pudo atreverse Torra a decir algo parecido? ¿Dispuestos a todo? ¿Con todas las consecuencias? ¿Incluidos los diez días de guerra, sus muertos y sus heridos? Torra se equivoca, no hemos perdido el miedo. Ni siquiera se imagina el miedo que él nos provoca a unos cuantos. Contiene todos los elementos -insustancialidad, imprudencia y fanatismo- para llevarnos no ya al abismo, ahí ya estamos desde hace mucho, sino directamente a la mierda. Que esta escalada belicista coincida con una nueva convocatoria de huelga de funcionarios arroja la sombra de truco de manos. Más insensatez. Más peligro.

Eso sí, Pablo Casado y compañía, relájense. Nos sobran salvadores y nos falta sensatez.