Pequeño observatorio

Palabras: el cómo y el qué

A veces es más importante el cómo se dice que lo que se dice y otras nos entendemos sin decir nada

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Josep Maria Espinàs

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Me parece muy natural que un escritor juegue con las palabras. Yo pienso, en estos momentos, en la letra 'p' que se hizo amiga de la letra 'a'. Una pareja que se ha impuesto en el vocabulario. Lo muestran algunos ejemplos: El sencillo pan, la pala, la paciencia, el paladar y la paliza, el papá que tiene papada... y, cómo no, el papel, que es tan importante para mí porque siempre me encuentro rodeado de una gran cantidad de papeles escritos.

Evitamos los parásitos y nos gusta conocer bonitos parajes. Y la expresión 'te doy la palabra' me parece que es dar mucho. ¿Y siempre están de acuerdo la pareja, los padres y los parientes?

Me gustaría saber cómo nacieron estas espléndidas palabras de cuatro aes, como caravana y parafernalia... También decimos hablar, cantar, saltar, ganar, que son aes muy activas. La letra 'i', en cambio, es más pasiva: dormirhuirmorir...

Hay un arte que no resulta fácil: el arte de pronunciar correctamente las palabras. Y eso no es tan fácil ni tan habitual como puede parecer. A menudo hablamos comiéndonos algunas sílabas. En otras ocasiones las superponemos, y así arrastramos palabras enteras. Decimos: "Ya me entiendes, ¿verdad?". A menudo nos entendemos. Tiene mérito entenderse arrastrando palabras. En las escuelas deberían hacer -¿ya se hacen?- prácticas de articulación vocal.

Yo conozco aceptablemente el francés, un poco el inglés y solo cuatro palabras de alemán. Hay algunas personas que, al oírme hablar, llegan a pensar que domino esas tres lenguas. Y no es cierto. Simplemente, les engaña mi aceptable acento.

En algún momento de la vida puede ser más importante el cómo se dice que lo que se dice. Y al revés. Depende, a menudo de si aparecen unos sentimientos. A veces nos entendemos sin decir nada. ¡Qué maravilla!

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