De 1812 a 1978

¡Viva la Pepa!

Se me ocurre que el grito de celebración de una hipotética reforma de la Constitución sería: ¡Viva el entendimiento! Y encuéntrenle el doble sentido

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Josep Maria Pou

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Visto y oído lo que se dice y escribe estos días, uno está tentado de afirmar que 40 años no es nada, aun con la licencia de añadirle otros 20 al famoso verso de Alfredo Le Pera en 'Volver': "Que 20 años no es nada, que febril la mirada, errante en la sombras", etcétera. Es evidente que doblando los años aumentarán también la fiebre y las sombras. Y así tenemos hoy a doblemente enfebrecidos que juran que la Constitución del 78 no ha servido para nada, y tenemos también a quienes, entre sombra y sombra, adivinan un resquicio de luz por donde entrarle el bisturí y sanearla lo justo para que otros cien años dure. Lo que sea sonará y poco puedo hacer yo más que decir lo que digo y votar en conciencia cuando me toque.

"¡Viva la Pepa!", jaleaban en Cádiz en 1812, celebrando el nacimiento (día de San José) de la que se dio en creer la primera Constitución que otorgaba poder a los ciudadanos. Pronto el grito se fue deformando y adquirió tono y significados peyorativos. '¡Viva la Pepa!' ha llegado hasta nuestros días como expresión de desbarajuste, de desinterés, de irresponsabilidad, de total y absoluto libertinaje, al estilo de otra expresión norteamericana, '¡Anything goes!', (simple traducción: ¡Todo vale! o ¡Todo está permitido!) con la que Cole Porter bautizó uno de sus mejores musicales. He aquí una caprichosa (¿caprichosa?) coincidencia: Porter estrenó ese musical en Nueva York en 1934, el mismo año en el que José María Pemán, dramaturgo muy poco recordado hoy en día, estrenaba, en este lado del Atlántico, su comedia 'Cuando las Cortes de Cádiz', en la que recreaba aquellos días de 'la Pepa' con especial atención al doble sentido de su '¡Viva!' más ambiguo. En 1934, '¡Viva la Pepa!' fue también '¡Anything goes!' sin ni papa de inglés y con un océano de por medio.

¿Cuál sería el grito de celebración para la Constitución del 78? ¿Viva el consenso? ¿Viva la concordia? ¿Y cuál el de su reforma, si la hubiera? Se me ocurre uno enseguida: ¡Viva el entendimiento! Y encuéntrenle también el doble sentido.