Campaña de Plataforma per la Llengua

No es una anécdota: es catalanofobia

Las discriminaciones lingüísticas son un problema de base del Estado, están causadas por un supremacismo lingüístico estructural y pueden erradicarse

Banderas en la plaza de Sant Jaume el día de la DUI.

Banderas en la plaza de Sant Jaume el día de la DUI. / periodico

Òscar Escuder

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El pasado mes de julio, Maria Dolors cogió un taxi en la calle de Felipe II de Barcelona. "'Vaig a la rambla del Poblenou, si us plau'", le indicó al taxista. "Hábleme en castellano o en inglés", le respondió este. Maria Dolors, en castellano, le preguntó si no le entendía, y si no creía que tendría que poder ser atendida en catalán. “Llevo 16 años aquí y no estamos obligados a saber catalán”. A continuación, detuvo el taxímetro y le soltó: "Baje del taxi".

Un taxista echó de su vehículo a una persona por haber hablado en catalán.

Xavier, profesor universitario, fue retenido en el control de pasaportes del aeropuerto de El Prat por haberse dirigido en catalán a un agente de la Policía Nacional. Cuando a punto de embarcar y aún sin el pasaporte, pidió explicaciones por el trato recibido, le dijeron agresivamente que demostraba “poca estima por el país”. Finalmente, Xavier solicitó a los agentes que se identificaran, y estos le amenazaron con pedir un traductor y hacerle perder el vuelo. Finalmente, le soltaron: "Sabemos dónde vives".

Unos servidores públicos amenazaron y vejaron a un ciudadano por haber hablado en catalán.

Hace poco más de un mes, Núria tenía una cita concertada con la ginecóloga en el centro de salud público de Torrent (Valencia). Cuando saludó a la doctora con un "'bon dia'", ella le respondió: "En castellano". La visita duró un minuto, porque la ginecóloga se negó a atenderla y redactó un informe en el que afirmaba que "la paciente habla valenciano".

Una doctora, en un centro público de salud, se negó a atender a una paciente por hablar en valenciano.

Nadie debe ser insultado o humillado por hablar catalán

Núria, Xavier y Maria Dolors existen: sus nombres y sus casos son reales. Pero son solo tres ejemplos de entre las más de 600 quejas que la Plataforma per la Llengua ha recibido por discriminaciones lingüísticas desde el 2007, de las cuales 158 son discriminaciones graves por parte de la Administración. Y son, únicamente, la punta del iceberg.

¿Es normal que por el simple hecho de hablar en su lengua, que además es oficial, una persona sea insultada, humillada o directamente se le niegue un servicio? ¿Es aceptable? Nosotros lo tenemos muy claro: no lo es. Y no es ni una anécdota ni una exageración: es catalanofobia.

Las discriminaciones lingüísticas son un problema de base del Estado, y están causadas por un supremacismo lingüístico estructural, y pueden erradicarse. Para luchar contra esta situación, desde la Plataforma per la Llengua hemos lanzado la campaña 'Prou de catalanofòbia', y haremos llegar a los presidentes Quim Torra y Pedro Sánchez, así como a los presidentes valenciano, balear y aragonés, una propuesta de plan de choque.

Para conseguirlo, recogemos firmas y enviamos cartas a los presidentes a través de la página web proudecatalanofobia.cat. Para solicitar a los gobiernos que actúen, por ejemplo, aprobando una ley que proteja a los catalanohablantes y sancione a aquellos que discriminan por razón de lengua. Porque es inaceptable que una parte de la ciudadanía sea maltratada por el simple hecho de hablar diferente.

Y si los gobiernos no actúan, serán cómplices de las discriminaciones que sufrimos.