Los rótulos de las obras en los museos

Un problema minúsculo persistente

Cuando estás maravillado ante una obra y deseas saber quién la hizo y cómo se titula, empieza la odisea

undefined40979671 graf515  madrid  17 11 2017   una mujer observa a la obra  v180523172403

undefined40979671 graf515 madrid 17 11 2017 una mujer observa a la obra v180523172403 / periodico

Juli Capella

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Avergüenza un poco, con la de problemas gravísimos que vivimos, dedicar una columna a esta chorrada. Pero para resolver las cosas importantes ya tenemos a los políticos. Quisiera, pues, referirme –y soy reincidente– al tamaño minúsculo de las cartelas o rótulos de las obras en los museos. Es un tema que ha saltado periódicamente a la palestra, con caso omiso por parte de directores museísticos, comisarios y grafistas, que persisten en su racanería visual.

El hecho es el siguiente, acudes a un museo y cuando estás maravillado ante una obra y deseas saber quién la hizo y cómo se titula, empieza la odisea. Es probable que debas rastrear toda la sala para encontrar una remota ubicación donde las cartelas se amontonen. A veces referidas con esquemas numerados que debes ir identificado en la pared como un jeroglífico. Todo muy complicado. Si tienes suerte y la cartela está al lado de la obra, lo más probable es que esté mal colocada, muy baja, a un metro de suelo y escrita en una letra diminuta y sin iluminar. De hecho, es fácil saber dónde hay una cartela, cuando entras en una sala y ves a varias personas apelotonadas y agachadas, pegadas a un palmo de la pared, para poder leerlas. Es algo humillante. Y es probable que después de tanto esfuerzo se encuentren con esta desalentadora información: “Autor anónimo. Sin título. Sin datar. Técnica Mixta”, pero este es otro asunto.

¿Les parece a los responsables del museo que la cartela estorba? ¿Les parece mal que sea fácil y cómodo saber quién hizo esa obra? ¿Es que todos los diseñadores gráficos son menores de 30 años y gozan de una vista de águila y por eso proponen rótulos con cuerpo 12 y tipografía fina? Pienso que este problema, precisamente por ser tan pequeño e insignificante debería estar ya resuelto. Por sentido común y ganas de promover la cultura. Quizá falte la recomendación de alguna institución solvente proponiendo tamaños mínimos de letras, al menos en equipamientos públicos accesibles a todos, con gafas de aumento o sin.

TEMAS