La economía española pasa por Roma

Sorprende, pero el futuro más inmediato de la economía española no pasa solo por Madrid o Barcelona, que también; sino por Roma. De la economía italiana o, mejor dicho, de si los mercados la atacan y si provocan una crisis de deuda, depende una parte de nuestro futuro. 

El famoso 'efecto contagio', mediante el que los inversores tienden a ver iguales o similares a determinados países, en este caso el bloque formado por los díscolos estados del sur de Europa, juega un papel muy importante cuando se impone el pánico en los mercados. Lo están advirtiendo muchos expertos, a pesar de que la prima de riesgo italiana -el plus que se exige para invertir en una deuda- triplica a la española en la actualidad.

No todo es igual que cuando España en el 2012 tuvo que pedir un rescate (ahora hasta los que lo negaban utilizan este término). Hoy existen al menos tres variables que nos diferencian en positivo de Italia: el peso de la deuda sobre el PIB es unos 35 puntos menor; crecemos más que la media (el país transalpino está paralizado con un crecimiento del 0%) y reducimos el déficit, aunque no tanto como desearía Bruselas, pero al menos con la tendencia contraria a la que marca el gobierno que desde Roma mantiene el pulso con la UE.  

Además, el Ejecutivo de Pedro Sánchez da muestras, al menos en sus discursos públicos, de un europeísmo del que carece la coalición contra natura de la Liga y 5 Estrellas, que lleva las riendas de Italia. El grado de castigo con el que los mercados estén dispuestos a penalizar a Italia se notará especialmente a partir de enero, cuando el Banco Central Europeo (BCE) deje de comprar deuda. Entonces no habrá red para las caidas.

En cualquier caso, la desaceleración ha venido para quedarse. Lo advierten los organismos internacionales, especialmente la OCDEOCDE; y lo reconoce el Gobierno. Pero, por ahora, parece más un respiro que una caída, a no ser que otros elementos externos, que hasta ahora jugaban a favor (como el precio del petróleo) precipiten el descenso. Muchos expertos, como José Luis Escrivá, presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), que esta semana impartió una conferencia en el Cercle d'Economia, ven todavía sólido el crecimiento.

Pero echan en falta una reforma institucional y de gobernanza, con visión a largo plazo, para construir lo que se conoce como país serio. Estados como Alemania u Holanda, con instituciones sólidas e imagen de fiabilidad, son lo que se identifican con la seguridad jurídica. Y son los que, 20 años después de partir con un peso de su deuda sobre el PIB del 60% y sufrir más de una crisis, han regresado a ese nivel. Esta es una diferencia esencial entre las economías que pasan solo por Madrid o Roma y las que al menos de vez en cuando se dan una vuelta por Berlín.