ANÁLISIS

Gibraltar, 'brexit' y España

Una mujer camina por el lado español de la frontera entre España y Gibraltar, con el Peñón al fondo, en La línea de la Concepción, el 1 de marzo.

Una mujer camina por el lado español de la frontera entre España y Gibraltar, con el Peñón al fondo, en La línea de la Concepción, el 1 de marzo. / periodico

Pere Vilanova

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Gibraltar vuelve a la palestra cuando menos se le espera. Por una parte, el  genio electoral de Casado le lleva a declarar aprovechando que Gibraltar cae por donde Andalucía, él es el único candidato que enarbola la consigna de “Gibraltar español”. Lo cual, quizá paralice de estupor a los demás candidatos, pero no parece que vaya a cambiar la intención de voto de ningún elector por tan noble causa.

Por otra parte, ya que el culebrón del 'brexit' da para mucho, alguien le ha sugerido a Pedro Sánchez que utilice en el Consejo Europeo  la amenaza del veto a cualquier acuerdo entre la UE y el Reino Unido que no tenga en cuenta la cuestión la cuestión de Gibraltar. Es de suponer que la idea ha surgido al ver que uno de los temas que más quebraderos de cabeza está dando al Gobierno de Londres es la exigencia de Irlanda de que si se confirma la salida del Reino Unido de la UE, la frontera entre Irlanda y el Ulster (que es parte del Reino Unido) no se convierta en una frontera “dura”.

Los 8.000 españoles

Por dura se entiende la frontera entre dos estados, uno de la UE y el otro no. Una frontera de verdad. Ahora es una frontera “blanda”, prácticamente inexistente, que facilita mucho la vida a todo el mundo. ¿Es el caso de Gibraltar en relación a España? No parece. Retóricas aparte, si Reino Unido sale de la UE, ¿qué puede cambiar? Muy poco, en particular se abren interrogantes sobre los 8.000 españoles que cada día entran a trabajar a Gibraltar con un estatuto de trabajadores intracomunitarios.

Si cambia la situación, sus condiciones de trabajo, sanidad, etc. pasan a depender del estatuto que dé Londres a los trabajadores no comunitarios, interrogante que en el Reino Unido se plantea  --y es un quebradero de cabeza-- a escala de varios cientos de miles de personas de todos los sectores económicos. ¿Va a tener mucho la amenaza de Sánchez impacto en el descalabro del 'brexit'?  No mucho más del que ya tiene Londres en relación a esta cuestión. Y no va a tener ninguna consecuencia para el estatuto del Peñón a nivel bilateral entre España y Reino Unido. Y vayamos al contexto, para entender el fondo de la cuestión.

Referendos

En su día, en 1964, el Comité de los 24, competente en materia de descolonización, asimiló el caso de Gibraltar a los casos entonces pendientes de descolonización, sin pronunciarse sobre el fondo de la cuestión de a quién pertenecía. En 1967 hubo un primer referéndum, contrario a la devolución a España y en el 2002 un segundo referéndum en el que se preguntaba a los gibraltareños si estaban a favor de la soberanía compartida con España o preferían seguir bajo soberanía británica. Ganó esta última opción por el 99,51 % de los votos.

La cuestión está zanjada a efectos de Naciones Unidas, y no parece que la cosa vaya a cambiar. La defensa del caso de los 8.000 trabajadores españoles es necesaria, pero a diferencia de lo de Irlanda, que lleva negociándose desde hace más de un año entre la Comisión Europea, Irlanda y Reino Unido, aquí Casado, Sánchez y compañía parece que acaban de despertar. Siempre a la hora.