Pequeño observatorio

La difícil función del periodista

Para Larra, ser redactor en su época era "un placer"; en nuestro tiempo los profesionales no lo tienen todo tan fácil

Redacción de EL PERIÓDICO.

Redacción de EL PERIÓDICO. / periodico

Josep Maria Espinàs

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Esto de escribir regularmente en un diario o una revista es una cosa, en principio, difícil de aceptar. No sé si hay una dosis, grande o pequeña, de fatalidad.

Saco de un libro esta referencia: "Sarah Bernhardt actuaba, en 1921, en París. Un periodista norteamericano le hacía preguntas y todo iba bien hasta que el periodista hurgó en los sentimientos íntimos de la actriz. Cuando ella lo paró, él le dijo: 'Tenga en cuenta que soy un periodista'. Entonces, la actriz, poniendo cara de compasión, le dijo: '¿Y cómo ha sido esta desgracia?'". Evidentemente, el sarcasmo se convierte en una herramienta muy eficaz cuando se quiere romper una conversación.

Tengo que decir que, en mi caso, esta enfermedad mía es casi congénita, porque ya empecé a escribir algunos textos, algunas cosas, cuando debía de tener unos 14 años. Hablo de escritos en prosa, porque los versos, que asomaban con menos dificultad, resultaban más fáciles y más tópicos. Años más tarde, empecé a escribir en revistas y diarios. Esto fue para mí una aventura apasionante, regida por evidentes exigencias. Aprendí a mirar las cosas explicarlas a mi manera.

Y también apareció la presión compartida con la disciplina. "No te distraigas, el tiempo pasa. ¿Ya tienes pensado el artículo de mañana?". Eran comentarios con los que tuve que aprender a convivir en el día a día. 

Yo pienso que los periodistas se construyen un cerebro que va pensando, sin decir nada, y una vez hecha la cosecha de impactos -a menudo modestos, pero que crecen en compañía- llega un gran maestro: el señor Orden Adecuado.

"Que placer ser redactor", dijo Mariano José de Larra. En nuestro tiempo, el periodista no lo tiene todo tan fácil.