Cambio de rumbo en el país latinoamericano

Bolsonaro y el voto de las mujeres

El movimiento feminista es quizá la única lucha colectiva que puede enfrentar la deriva autoritaria en Brasil

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Gemma Altell

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Hemos conocido, recientemente, el triunfo electoral del ultraderechista Jair BolsonaroJair Bolsonaro en Brasil. Afortunadamente, este hecho ha conmocionado a una parte del mundo y, a muchos y muchas nos provoca indignación, estupefacción y a la vez nos hace temblar por el rumbo que está tomando una parte de la política mundial en los últimos tiempos.

Es relevante entender por qué las mujeres han votado al líder ultraderechista conociendo su ideología machista

Es evidente que sería un error y una frivolidad analizar este hecho únicamente bajo el prisma de una mujer, feminista, de izquierdas, de clase media y europea, como es mi caso. Por este motivo, más allá de mostrar mi perplejidad ante la victoria que obtuvo  un candidato que está  en un universo ideológico situado a las antípodas del mío, me parece relevante intentar entender por qué se produce. Concretamente entender cómo y por qué las mujeres pueden haberle votado conociendo (o no) su ideología no ya machista, sino misógina.

Vivimos una época de polarización política. Estos nuevos líderes ultraderechistas como Trump o Bolsonaro vienen a ofrecer la promesa de la “ley y el orden” ante un mundo cada vez más complejo y,  a la vez, donde existen más voces críticas organizadas enfrentadas al 'statu quo'. La paradoja es que esa promesa de ley y orden, aun recortando libertades y vulnerando los derechos humanos más fundamentales, es considerada una opción legítima y deseable para una parte importante del electorado.  De hecho -y no hay duda por una cuestión meramente estadística- entre sus votantes se cuentan personas atacadas directamente por su ideología. 

Deseo de ascenso social

Las mujeres somos la mitad de la población. Bolsonaro nos ataca y menosprecia en sus discursos y con sus valores. No debemos nosotras atacar a las mujeres que lo han votado porque le seguiríamos el juego. Habrá que hipotetizar qué hay detrás de ese voto. Parece bastante lógico que existe un componente de clase social, de deseo de ascenso social y de buscar el privilegio estando del lado del poder. A menudo existe una dificultad -para las mujeres que por su esfuerzo personal han conseguido posiciones de poder o desean llegar a tenerlo a través de la obediencia al sistema patriarcal- en identificar que gran parte de los éxitos y las oportunidades conseguidas lo han sido gracias a la lucha previa de muchas otras mujeres que han sentado las bases para que puedan estar donde están o donde quieran estar. En esta misma lógica aquellas que ahora ocupan un lugar deberían sentirse interpeladas a solidarizarse con las que no están en la misma situación de privilegio a través de su voto.

Son, justamente, ideologías como las de Bolsonaro las que pretenden romper con estas alianzas y que buscan que el electorado crea que votarlo a él es estar del 'lado bueno del mundo'; aquellos que no serán amenazados ni castigados/as por pensar o vivir de una determinada manera. Sin embargo, la historia nos demuestra que no es verdad. Quien intenta controlar un país a base de estrategias violentas, maximalistas y discriminar a aquellas/os que no entren en sus cánones patriarcales puede, en cualquier momento, poner en la picota a cualquier ciudadano/a. Pero disentir implica renuncias.

Por ese motivo tendríamos que, por un lado, entender por qué es fácil para una parte importante del electorado comprar esa idea: la fantasía de formar parte del grupo elegido aunque seas mujer, o negro, o lesbiana, o favelero, etc., porque si obedezco el Estado me va a proteger y prestigiar. Por otro lado, trabajar para aumentar la conciencia sobre las luchas colectivas como la única forma de enfrentarse a las derivas ultraderechistas y neoliberales que pretenden individualizar los logros y evitar el sentimiento de pertenencia a un determinado grupo, como motor de luchas sociales, invisibilizando todos los ejes de opresión. 

La fuerza del feminismo brasileño

Brasil cuenta con un movimiento feminista muy potente y activo. Desgraciadamente está sufriendo dramáticos castigos sociales. Sin embargo es, probablemente, la única lucha colectiva en el país que puede enfrentar esta deriva autoritaria mirándola a los ojos.  Es desde esa lucha que vela por los derechos de las mujeres que va a salir beneficiada gran parte de la población; también mucha de la gente que votó a Bolsonaro. A veces no somos capaces de identificar que la mayoría de nosotros y nosotras tenemos fallos para el sistema patriarcal capitalista que nos puede expulsar en cualquier momento. Tomar conciencia a través de la lucha  y reivindicación política colectiva nos debería interpelar a todas. Aun entendiendo las estrategias de supervivencia que cada una de nosotras emplea. También a todos...