LA CLAVE
Supremo ridículo
Urge enterrar por ley el bipartidista reparto por cuotas del Poder Judicial: elección de los vocales por concurso público, audiencia en las Cortes y mayor consenso parlamentario
Enric Hernàndez
Director
Director de EL PERIÓDICO desde el 2010 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1998 se incorporó al diario como redactor jefe de Política en Madrid. Un año más tarde, asumió la jefatura de la delegación y, en el 2006, fue nombrado subdirector. También trabajó en 'El País' como director adjunto y en el diario 'Avui', donde inició su carrera profesional.
ENRIC HERNÀNDEZ
A pocas semanas del juicio políticamente más relevante en décadas, el que sentará en el banquillo a los jefes no huidos del 'procés', la justicia ha entrado en colapso. Llueve barro sobre terreno enfangado, tras la vergonzosa rectificación del Tribunal Supremo sobre el impuesto de las hipotecasimpuesto de las hipotecas.
La difusión del mensaje grupal del senador Ignacio Cosidó (PP), en el que presumía de controlar "por la puerta de atrás" el tribunal del 'procés', ha tenido tres efectos inmediatos: empujar a la renuncia a su pretendido títere, el juez Manuel MarchenaManuel Marchena; dinamitar el pacto con el PSOE para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ); y desnudar las miserias políticas del clientelista sistema de provisión del gobierno de la judicatura, sumiendo en un supremo ridículo a la política y la justicia.
El bloqueo de la renovación del CGPJ, cuyo mandato expira en breve, amenaza con apuntalar 'sine die' en el cargo al presidente Carlos Lesmes, principal responsable de que el Supremo bailara al son de la banca en el escándalo de las hipotecas. Con las generales a la vuelta de la esquina, según la flagrancia que ya desprenden las palabras de Pedro Sánchez, se antoja improbable recomponer el pacto judicial PSOE-PP. Improbable a la par que indeseable.
Porque, para devolver a la justicia el prestigio que precisa, el viejo bipartidismo debería renunciar a seguir controlándola no ya "por la puerta de atrás", sino por la puerta grande: repartiéndose por cuotas las vocalías del Poder Judicial. La solución no es que PP y PSOE cedan tales privilegios a las asociaciones judiciales, igualmente politizadas, sino que la elección del CGPJ prime la cualificación de sus vocales y concite un amplio consenso político.
Cambio de cromos
Urge una reforma legal que habilite un concurso abierto de méritos para que los juristas más prestigiosos puedan optar al CGPJ, superen una audiencia rigurosa en las Cortes y sean elegidos no ya por 210 diputados --que solo PSOE y PP pueden sumar--, sino también con el apoyo de al menos la mitad de los grupos parlamentarios. Y si ni así cesa el obsceno cambio de cromos, apaga y vámonos.
- Sumergir los pies en vinagre, la nueva tendencia que arrasa: estos son sus beneficios
- Rosalía disfruta de una cena familiar en un famoso restaurante del Born
- Illa replica a Aragonès y Puigdemont: "El uso del catalán ha retrocedido en una década de gobiernos de Junts y ERC
- Un final bochornoso en el Bernabéu
- El gran secreto para acabar con los pececillos de plata
- Olvídate de freír el huevo en la sartén: esta es la fórmula para hacer los mejores huevos fritos
- Álex ya está en casa: "Las Fuerzas Armadas nunca dejan a nadie atrás
- Este es el pueblo de Catalunya que participará en Grand Prix este verano