Dos miradas

Tetas

Las agresiones a activistas de Femen en un acto franquista son la metáfora del desprecio a la libertad que algunos quieren recuperar

Protesta de las activistas de Femen en la plaza de Oriente de Madrid con motivo del 20N

 Protesta de las activistas de Femen en la plaza de Oriente de Madrid con motivo del 20N. /

Emma Riverola

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Donde esté un par de tetas… que caigan los brazos en alto, callen los cantos cara al sol con la camisa nueva y cesen los gritos exaltados en memoria de Franco y un intolerable acto franquista convocado por la Asociación por la Derogación de la Memoria Histórica. “Fascismo legal, vergüenza nacional” fue el lema que tres jóvenes de Femen se pintaron en el pecho. Su torso desnudo se enfrentó a los nostálgicos de la dictadura. La acción denunció la insoportable permisividad en España con los símbolos, expresiones y actos franquistas. 

En Italia Alemania sería inconcebible una manifestación como la celebrada este pasado fin de semana en Madrid. Están prohibidos los saludos, vítores y símbolos fascistas. Del mismo modo que tampoco sería posible la existencia de una fundación que glose la memoria de un dictador. Menos aún que haya sido financiada con dinero público. 

Una vez más, una lucha feminista se ha enfrentado a los intolerantes. Las tres mujeres fueron recibidas con escupitajos, insultos (“putas”, clamaba Manuel Andino, jefe nacional de la Falange), empujones, golpes y patadas. Y esas agresiones sobre su piel desnuda son la metáfora perfecta del desprecio a la libertad que algunos quieren recuperar. La valentía de ellas se convirtió en noticia y en denuncia. Al menos, arrebataron a ese centenar de fieles del horror la posibilidad de celebrar en paz una conmemoración que solo huele a dolor, odio, miedo y tristeza.