Dos miradas

'Mad men' al paro

Discípulos sexistas del creador de la agencia de publicidad J. Walter Thompson llevaron la amoralidad demasiado lejos, justo hasta sus privilegios

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Emma Riverola

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Son hombres blancosheterosexuales y británicos. Esa es la razón por la que aseguran haber sido despedidos varios directivos de la agencia de publicidad J. Walter Thompson en Londres. Según su versión, la caída se produjo después que Jo Wallace, responsable creativa de la agencia y firme defensora de la igualdad, se comprometiera a reducir la brecha de género de la agencia, que era del 44,7% a favor de los hombres.

Llama la atención la indignación con la que aseguran haber sido discriminados. ¿Discriminados? ¿Qué hacían esos hombres cuando solo contrataban a otros hombres, cuando imponían horarios demenciales incompatibles con la vida familiar, cuando buena parte del negocio lo hacían fuera de los despachos y no precisamente en restaurantes? ¿Qué hacían cuando se jactaban de que los hombres eran más creativos que las mujeres y tiraban de tópicos para afirmar que ellas son más pragmáticas, menos arriesgadas y, por tanto, menos brillantes? ¿Qué hacían cuando relegaban a las mujeres a cargos de menor responsabilidad y, sobre todo, qué hacían cuando provocaron esa vergonzosa, degradante e inaceptable brecha del 44,7%?

"La publicidad es una fuerza sin moral, como la electricidad, que no solo ilumina, sino que electrocuta. Su valor para la civilización depende de cómo se use", dijo James Walter Thompson, fundador de JWC. Algunos de sus discípulos llevaron la amoralidad demasiado lejos. Justo hasta sus privilegios.