LARGO PLAZO

Humanos y robots

En el futuro, los robots y la inteligencia artificial podrán reemplazar al ser humano en muchas actividades. Pero que esto sea una realidad no dependerá de nadie más que de nosotros mismos

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Olga Grau

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¿Cómo afectará la tecnología, la inteligencia artificial y la robotización al mercado laboral? Está claro que la revolución tecnológica comportará cambios muy profundos en la sociedad y en el trabajo. La diferencia con otras revoluciones de la historia es que el tiempo para adaptarse a esta será mucho más corto del que se dispuso para afrontar la revolución del vapor, la de la electricidad y la de la electrónica.

La disrupción tecnológica es veloz, como se ha visto con la rapidez con la que se han adoptado el móvil y el internet. De manera que aunque se creen empleos nuevos vinculados a las nuevas tecnologías, estos no servirán para emplear a las personas que se han visto desplazadas. El futuro de los excluidos del mercado de trabajo es hoy un problema tras una crisis económica que ha durado una década. Todavía hoy la cifra de parados en España supera los tres millones de personas y existen grandes bolsas de personas fuera del mercado laboral, como se ha debatido en el ciclo El Futuro del trabajo para los más vulnerables, organizado por la Fundación Bancaria La Caixa.

Las cifras que se manejan del impacto de la robotización pueden ser una exageración o bien quedarse cortas, pero en todo caso tienen que tomarse en cuenta. Un estudio reciente de la consultora Mc Kinsey afirma que en un escenario en el que la robotización y la tecnología se implanten de una manera moderada, se perderían alrededor de 400 millones de empleos entre el 2016 y el 2030. En un escenario en el que se acelere la adopción de estas tecnologías, la pérdida de puestos de trabajo podría elevarse a 800 millones de personas en el mundo, más que la población de la India. Los empleos más afectados serán los de mediana y baja cualificación en una primera fase. Pero los expertos ya advierten de que empleos más cualificados podrán también verse fuertemente afectados por la inteligencia artificial.

En este escenario, la sociedad no puede bajar la guardia ni renunciar a decidir el modelo de futuro de la organización del trabajo. Por este motivo, es necesario un nuevo contrato social que implique a las empresas, a los trabajadores, a los gobiernos, a los agentes sociales y a las instituciones internacionales. El nuevo contrato social debe basarse en el reforzamiento y coordinación de las instituciones internacionales, en el análisis por parte de los gobiernos de las necesidades y retos del mercado laboral, en el pacto entre diferentes agentes de qué límites se van a imponer a estas nuevas tecnologías y en el impulso de la educación y la formación como elementos clave para lograr el encaje en el mercado laboral.

Son los robots los que deben estar al servicio de las personas, y no a la inversa. Y el futuro no será nada más que lo que decidan los Estados, las instituciones y las personas. En el futuro, los robots y la inteligencia artificial podrán reemplazar al ser humano en muchas actividades. Pero que esto sea una realidad no dependerá de nadie más que de nosotros mismos.