Análisis

La emoción por entregas del 'brexit'

El contencioso se ha convertido en una serie de suspense y un culebrón, con la supervivencia de May siempre en el aire

Theresa May abandona Downing Street para dirigirse a la Cámara de los Comunes.

Theresa May abandona Downing Street para dirigirse a la Cámara de los Comunes. / TOLGA AKMEN

Cristina Manzano

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Hace apenas un par de días, el martes, 13, el equipo de prensa de la Comisión Europea enviaba un comunicado en el que ofrecía "información detallada sobre el actual trabajo de preparación y de contingencia en caso de que no exista ningún acuerdo en las negociaciones que, en virtud del artículo 50, mantiene con el Reino Unido". ¿Sería para despistar?

Como en la mejor serie de suspense, tras haberse acercado al abismo, las negociaciones sobre el 'brexit'  negociaciones sobre el 'brexit'parecen apuntar un (temporal) final feliz. El anuncio de un principio de acuerdo sobre la salida -que no sobre el tipo de relación futura- ha vuelto a hacer cierta la máxima de que la Unión Europea, criada a base de crisis, acaba encontrando el modo de salvar las situaciones límite.

Claves del preacuerdo

Con esta propuesta se mantienen los derechos de los ciudadanos, británicos en la UE y comunitarios en el Reino Unido, tal como hasta ahora; se fija un periodo de transición hasta el 2021 en el que los británicos seguirán formando parte del mercado común, pero no participarán en la toma de decisiones; se establece el 'precio' del divorcio en unos 50.000 millones de euros, y lo más peliagudo, se salva la cuestión norirlandesa con la fórmula de la unión aduanera.

Pero esto no es más que un paso (un gran paso, dada la trayectoria) hacia adelante en un proceso que aún debe pasar muchas y complicadas pruebas. Posiblemente la más difícil, si no imposible, la aprobación del acuerdo por parte de un Parlamento británico abiertamente hostil. A partir de ahí, los escenarios son múltiples: presentar un nuevo plan, pedir la extensión del artículo 50, convocar elecciones… hasta incluso, un segundo aunque improbable referéndum.

Sin embargo, además de en una serie de suspense, el 'brexit' se ha convertido en un auténtico culebrón, que ve desfilar nuevos personajes según van pasando los capítulos. Es difícil llevar la cuenta de cuántos ministros y altos cargos han salido del Gobierno de Theresa May desde que llegó al poder, antes y después de ganar las elecciones. Es más que probable que el goteo de estos últimos días no acabe aquí y, en la mayoría de los casos, más por puro cálculo político que por simple oposición a lo pactado. Así ocurre, por ejemplo, con Dominic Raab, hasta ayer ministro para el 'brexit' y último responsable británico de la negociación, que se perfila como un posible candidato a reemplazar a la primera ministra… cuando llegue el momento.

Y esa es la auténtica trama del culebrón y del suspense. En el aire, siempre, la supervivencia de la propia May, cuyo anunciado fin parece posponerse en cada entrega, como si el guionista hubiera descubierto que el personaje, en el fondo, le hace gracia a la audiencia. Hoy vuelve a flotar en el aire la posibilidad real de una moción de censura, lo que abriría una nueva guerra por el liderazgo en el Partido Conservador y, de paso, otra batería de escenarios.

De momento, hay un borrador de acuerdo. Todo lo demás está por definir. Para que luego digan que la Unión Europea es aburrida.