Opinión | Editorial

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Pintura de amianto en los vagones del metro

La progresiva y rápida renovación de la flota de los vagones antiguos se revela como una medida inaplazable

Mantenimiento del metro de Barcelona

Mantenimiento del metro de Barcelona / CARLOS MONTAÑÉS

Primero saltó el caso en el transporte metropolitano de Madrid y después, lógicamente, en el de Barcelona, que se ha movido bajo los mismos parámetros industriales. Se ha cifrado en 49 el número de vagones del metro de la capital catalana con pintura de amianto, un compuesto que puede ocasionar un grave perjuicio para la salud. Los técnicos de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) habían analizado esta semana 154 vehículos de los 210 que integran las series más antiguas de la flota. De ahí que TMB haya reaccionado con rapidez, y con la lógica prevención, al anunciar que en los próximos días hará reconocimientos médicos a los 543 trabajadores en activo potencialmente expuestos a materiales con amianto.

Pese a que el amianto detectado en las instalaciones del metro barcelonés no supone riesgo ni para empleados ni para usuarios, según responsables de la compañía, no puede infravalorarse la cuestión. Y no supone riesgo al tratarse de una pintura antirruido que cubre la parte inferior del chasis de los vagones más antiguos. El uso industrial de cualquier tipo de amianto está prohibido en España desde el años 2001, y es un problema que tuvo su incidencia fundamentalmente en los años 90, como relatan testimonios de trabajadores de entonces a EL PERIÓDICO, cuando no se conocían con tanto detalle los peligros. Pero la progresiva y rápida renovación de la flota de los vagones antiguos se revela como una medida inaplazable.