La delegaciones exteriores de la Generalitat

Promoción comercial, turística y cultural. Esas son las tareas que las delegaciones exteriores de las comunidades autónomas pueden llevar a cabo en los países donde los respectivos gobiernos autónomos decidan abrirlas. En el caso de Catalunya, desde que el independentismo puso las instituciones al servicio del ‘procés’, las delegaciones (y el organismo oficial Diplocat hasta su cierre al amparo del artículo 155 de la Constitución) han servido para promover la agenda independentista. El informe, no vinculante, del ministro de Exteriores sobre las nuevas delegaciones que el Govern prevé abrir en los Balcanes, países bálticos, Portugal, Mediterráneo, Europa central y países nórdicos afirma que estas oficinas “han sido un instrumento fundamental para intentar la internacionalización del ‘procés’, difundiendo las tesis del secesionismo catalanista y denigrando la imagen internacional de España”.

Hay argumentos en el pasado para sostener al menos las sospechas del ministerio de Josep Borrell de que estas oficinas son lesivas para el Estado. Ahora bien, como admite el propio ministro, ley en mano el Gobierno no puedo hacer nada para impedir su apertura, por mucho que el PP insista en lo contrario desde la comodidad de la oposición. Eso sí, mientras las delegaciones se dedican a internacionalizar el ‘procés’ (objetivo que la Generalitat no esconde), la promoción económica, cultural y turística de Catalunya, muy importantes, se ven sin duda mermadas. Como en otros asuntos, la prioridad siempre es el ‘procés’.