Peccata minuta

Bocata

Hagamos números: si tres euros y medio merecen tres años y medio de celda y patio, es obvio que el año de prisión sale a euro pelado, precio asequible para todos los bolsillos

Estrasburgo condena a España por la 'parcialidad' de una jueza contra Otegi

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) condenó hoy por segunda vez a España en un caso relacionado con Arnaldo Otegi. / periodico

Joan Ollé

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Nos cuenta Jacques Prévert en su poema 'La grasse matinée': “Es terrible el ruidito del huevo duro al romperse contra el metal de la barra de un bar; es terrible este ruidito que resuena en la memoria del hombre que pasa hambre. También es terrible la cara del hombre que pasa hambre al mirarse a las seis de la mañana en el cristal de los escaparates de los grandes almacenes”.

El pasado 26 de marzo, a las 7. 30 de la mañana, un hombre joven, armado con una lata metálica a modo de cuchillo, robó un bocadillo en una cafetería de Barcelona. El hombre esgrime en su defensa que llevaba tres días sin comer y que dicha lata solo fue utilizada para autolesionarse el brazo, intentando así llamar la atención, ya que nadie le hacía caso. El pasado martes, la fiscalía, en el juzgado 28 de lo penal de Barcelona, rebajó a tres años y medio la pena de cuatro años y diez meses que se le pedían.

También, en el 2012, el Tribunal Supremo español rebajó la pena impuesta en 2010 y confirmada en 2011 a Arnaldo Otegi y a otros cuatro dirigentes de la izquierda aberzale -por el 'caso Bateragune'- de diez años a seis, que todos ellos han cumplido escrupulosamente. Ahora, el Tribunal de Derechos Humanos de la Unión Europea acaba de dictar una sentencia -¿la justicia lenta es justicia?- en la que concluye que la Audiencia Nacional vulneró los derechos fundamentales de Otegi y los otros por no atender su recusación por parcialidad de la magistrada Ángela Murillo, recelo que Estrasburgo ve ampliamente justificado. O sea: que los prejuicios pueden influir poderosamente en los juicios.

He consultado con mi amiga panadera de la calle de Santa Anna cuál podría ser el coste medio de un bocata de gama alta de los muchos que se ofrecen al apetito del paseante, y hemos convenido, para redondear, que tres euros y medio podría ser el precio justo. Hagamos números: si tres euros y medio merecen tres años y medio de celda y patio, es obvio que el año de prisión sale a euro pelado, precio asequible para todos los bolsillos. Así pues, y siempre dentro de la lógica bocadillera, el alto tribunal debería recompensar a los mal juzgados con seis euros más sus intereses (que no pagarán los bancos). Y, en consecuencia, los 25 años que se reclaman a Junqueras se arreglarían con un billete de 20 y otro de 5. Otra posibilidad sería que los vascos regalasen a sus amigos catalanes (como un vale) los años cumplidos para que les sean descontados a los del 'procés' en caso de que no colara la teoría del euro por año.

El poema de Prévert, publicado en 1945, termina así: “Un hombre muy querido en su barrio ha sido degollado a plena luz del día. El asesino, un sintecho, le habría robado dos francos, es decir: un cortado, un 'croissant' y la propina para el camarero.”