Al contrataque

Viajes astrales

¿Es de fiar un Gobierno que justifica sus cambios de criterio en asuntos mollares, como el delito de rebelión o los Presupuestos, como fruto de una dislocación?

CONGRESO  DIPUTADOS  MADRID

CONGRESO DIPUTADOS MADRID / periodico

Cristina Pardo

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No es ningún secreto que Pedro Sánchez donde dijo digo, dice Diego. Ya lo hacía con cierta soltura cuando era líder de la oposición a Mariano Rajoy y la época en la que le hizo la oposición al Comité Federal del PSOE. Ahora, por fin, tenemos algo parecido a una explicación. Ha sido con motivo del cambio de criterio de la Abogacía del Estado en el proceso que se sigue contra los dirigentes independentistas, previos manotazos al Código Penal -en público y en privado- de la ministra de Justicia, Dolores Delgado. En mayo, cuando Sánchez iba al 155 de la mano de Rajoy, declaró en 'Espejo público' que "lógicamente, en Catalunya, se ha cometido un delito de rebelión". Los jueces dirán si fue así o no. A lo que íbamos. Pocos meses después, a la hora de formular la petición de penas, los abogados que representan al Estado sostienen que no.

Germen de la demagogia

El Gobierno podría haberse escudado en la propia evolución del caso o algo así. Pero qué va. La encargada de arrojar luz sobre este drástico movimiento ha sido la vicepresidenta. Carmen Calvo ha afirmado: "El presidente del Gobierno nunca ha dicho que ha visto un delito de rebelión en Catalunya. ¿Cómo? El presidente del Gobierno no ha dicho eso nunca". ¿Perdón? Acto seguido, un periodista le recordó esas contundentes declaraciones de mayo. Y Calvo alcanzó su momento cumbre: "¿El pasado mayo? Pasado mayo. Usted me ha preguntado por el presidente del Gobierno". "Pero es la misma persona", añadió estupefacto el periodista. "No... Es que, perdóneme que le diga... Nosotros somos Gobierno ahora y respondemos de la posición del Gobierno. Entiéndalo", le espetó la vicepresidenta. Es decir, que para Carmen Calvo, es totalmente comprensible decir una cosa y la contraria en función de si uno manda o no. Ese, entre otras cosas, es el germen de la demagogia. Voy a prometer el oro y el moro ahora que estoy en la oposición y luego, cuando llegue a la Moncloa, me convierto en otro señor y digo lo contrario.

¿Qué tomadura de pelo es esta? ¿Lo hicieron así con todos los temas o solo con algunos? ¿Qué diría esta mujer si estuviera teniendo este comportamiento un rival político? ¿Es de fiar un Gabinete que justifica sus cambios de criterio en asuntos mollares prácticamente como fruto de un viaje astral o una dislocación? Ahora hemos sabido también que el Sánchez de antes exigía a Rajoy "Presupuestos o elecciones" y el Sánchez de ahora, pues oye, ni Presupuestos ni elecciones. Está dispuesto a ir con las cuentas del PP que el Sánchez de antes rechazaba, hasta el infinito y más allá. Según el CIS, los españoles también han cambiado de idea y apoyarían al PSOE masivamente. A pesar de eso, el Sánchez de ahora no parece tan intrépido como el de antes.