CLASIFICACIÓN ANTICIPADA

Conservándole el trono a Messi

Malcom celebra su gol en el estadio Giuseppe Meazza, de Milán.

Malcom celebra su gol en el estadio Giuseppe Meazza, de Milán. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Cuentan, que un día de su desafortunado paso por Canarias, el bravo Paco Jémez les leyó a sus jugadores, antes de salir al encuentro del Barça, una frase del Quijote: “Sábete, querido Sancho, que no hay hombres mejores que otros, sino hombres que hacen más que otros”.

Es evidente que esa frase encaja poco, o nada, en el concepto que tenemos todos de Leo Messi, más sobre el futbolista Leo Messi que sobre el hombre Leo Messi. Es decir, no hay, no, mejor futbolista que Leo Messi y, sin embargo, el Barça sin él ha encontrado (o reencontrado), de la mano de su entrenador, Ernesto Valverde, a un grupo de hombres (y futbolistas) que han sabido mantener el tipo, con mejor (como anoche, en el Giuseppe Meazza, ¡fabulosos!) o peor mano (como en Vallecas), y situar al conjunto culé, no solo líder de la Liga, sino primero en la Champions y ya clasificados para octavos.

Lástima de dos goleadas

Es evidente que la colección de buenos resultados sin ‘D10S’, ha hecho que el vestuario reivindicase su papel y, sobre todo, como anoche reconoció Sergio Busquets diese, porque debía, porque lo necesitaba, porque era justo y necesario, un paso al frente para reemplazar al mejor, al único, al que, seguro, fijo, hubiese convertido el clásico en un auténtico tsunami y hubiera, él solito, tal y como temía Luciano Spalletti, enmudecido el estadio interista y convertido el tremendo partido, el bárbaro despliegue azulgrana y el contundente dominio culé en otra goleada.

Ante los ojos de Valentino Rossi, un loco forofo interista, el Barça se comportó, sobre el césped, como se comporta Marc Márquez en la pista: determinante, dominador, contundente, agresivo, ganador. Cierto, en Sepang (Malasia), el ‘Doctor’ acabó por los suelos debido a la presión del heptacampeón catalán, que, estando en Milán, rehusó acudir al estadio, donde en su día se colgó una pancarta que decía “Márquez, tibia y peroné”. Márquez salió ganador de Malasia y el Barça emergió vencedor, en fútbol, imagen, intención y clasificación del Giuseppe Meazza. Y, sí, el ‘chutarro’ de Malcom, sí fue gol; el de Vinicius Júnior iba al corner ¡al corner!