Altavoces en el Polo sur

Quizás ni los lectores mejor conectados hayan recibido la Declaración de México sobre Cultura y Paz. No se han perdido gran cosa. Se trata de una "enérgica apelación" a todos los gobiernos y organismos internacionales para que garanticen los derechos culturales urbi et orbi. “Enérgica” y prolija, redacta en el más correcto y aséptico de los lenguajes para mentes que deben justificar el encuentro en la capital mexicana y así procurar un cierto retorno del dinero público a cargo del cual se han sufragado los viajes, las estancias y las dietas.

Yo también participé, muchos años atrás, en este tipo de aquelarres globales pagados por las administraciones. No tienen el menor eco y no contribuyen a cambiar ni las sensibilidades de los participantes porque ya las tienen en común antes de dar saltitos de un país al otro en sus encuentros periódicos. Nada ha cambiado.

Aquelarres globales como la firma de la Declaración de México sobre Cultura y Paz no tienen el menor eco

El capítulo más inútil es el último, siempre obligado, de las declaraciones. Si pusieran unos altavoces en el Polo sur para difundir, a volumen moderado para no molestar a la fauna, los miles de documentos de este tipo que han costado tantas horas de negociaciones, a menudo acaloradas, por una coma o el matiz de un adjetivo, tendrían un poco más de difusión, pero el mundo seguiría haciendo oídos sordos.

Los firmantes de este documento esgrimen, como todos sus congéneres, "el convencimiento de que la cultura es la gran fuente de conocimiento con que cuenta la humanidad para reencauzar su camino hacia la conformación de sociedades donde reinen el diálogo y la convivencia... y donde la igualdad que nos une como seres humanos, con los mismos derechos, nos conduzca a la concordia y la paz", en el mismo tono buenista y vomitivo, unas cuantas páginas.

La única utilidad de estos encuentros, además de ayudar a ver mundo gratis, consiste en crear redes de amigos que intercambian experiencias de funcionario para acabar de arreglar el mundo de una vez por todas.