Opinión | Editorial

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Cospedal no tiene otra opción que dimitir

O la exsecretaria general deja su escaño en el Congreso y renuncia a liderar la lista del PP en las europeas o Casado debe obligarla a hacerlo

María Dolores de Cospedal, ministra de Defensa

María Dolores de Cospedal, ministra de Defensa / periodico

Cuando alguien no tiene cubiertas las espaldas, es mejor callar. El Partido Popular se lanzó a pedir la dimisión de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, y la reprobó en el Congreso y en el Senado por unas conversaciones, ciertamente desafortunadas, con el comisario Villarejo cuando ella no ostentaba ningún cargo. Pero ahora, el PP se ve atrapado por la difusión de unas grabaciones de las relaciones con el policía, hace nueve años, de Dolores de Cospedal cuando ya era secretaria general del partido. Las conversaciones, mantenidas en la sede central del PP, son mucho más comprometedoras que los comentarios tabernarios de Delgado porque de ellas se desprende un supuesto intento de entorpecer la acción de la justicia en casos de corrupción, como la trama Gürtel, y se conocen tras la revelación de que el marido de Cospedal también se reunió con el comisario en diversas ocasiones para obtener información privilegiada sobre los mismos asuntos.

El PP se escuda en que, “por ahora”, no se aprecian delitos en las grabaciones. Sin embargo, la actuación de Cospedal viola el actual código ético del PP, que prohíbe utilizar al partido para obtener favores, ejercer influencias sobre funcionarios públicos o tener conductas, que aun siendo legales, dañen la honorabilidad de la formación.  El presidente del PP, Pablo Casado, tras cuatro días huyendo de los medios de comunicación, en contraste con la hiperactividad mediática que practica, apoyó este jueves tímidamente a Cospedal con el argumento de que no ha mentido, lo mismo que afirma ella, que ha reconocido que había hablado en muchas ocasiones con Villarejo, en un intento de comparar su caso con el de Delgado y como si eso la exculpara del contenido de las conversaciones .

Pero la exsecretaria general no puede llamarse a engaño ni Casado, que aprovechó para culpar al PSOE del “entramado seudopolicial”, consentir este nuevo episodio de corrupción del pasado que se revuelve contra él. O Cospedal dimite de su escaño y renuncia a encabezar la lista del PP en las elecciones europeas o Casado debe obligarla a hacerlo. Esta actuación contundente topa con que Casado le debe el puesto a Cospedal, que le dio el apoyo decisivo para derrotar a Soraya Sáenz de Santamaría en el congreso del partido. Pero si el presidente del PP no actúa se verá arrastrado por la tormenta. Sectores del partido se muestran a favor de apartar a Cospedal, aunque esperan que dimita para ahorrar a Casado una decisión dolorosa para él, pero inaplazable.