Análisis

Adiós al mito del 80%

La caída de Rajoy y la irrupción de Sánchez han demontado otro tópico: el del 'consenso social' sobre el referéndum de independencia, que en realidad jamás existió

zentauroepp44229614 madrid  09 07 2018  politica reunion este mediod a en el pal181029175527

zentauroepp44229614 madrid 09 07 2018 politica reunion este mediod a en el pal181029175527 / periodico

Enric Hernàndez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El sondeo del GESOP GESOPdesmonta el enésimo tópico 'procesista': el gran "consenso social" en pro de un referéndum de autodeterminación vinculante para resolver el conflicto catalán. Si alguna vez fue cierto que ese era el deseo del 80% de los catalanes -luego comprobaremos que no-, un año después del 1-O, y vistos sus efectos, ha dejado de serlo. En realidad, solo cuatro de cada diez catalanes abogan por una consulta independentista.

Mientras la propaganda oficialista, con nuevos e inopinados cómplices, plantea el debate en términos binarios -votar la independencia, 'sí' o 'no' -, esta vez el GESOP ha ofrecido a los encuestados alternativas más acordes con la actual coyuntura política: el referéndum de autodeterminación que reclama el Govern de Quim TorraQuim Torra, el de autogobierno que plantea el Gobierno de Pedro SánchezPedro Sánchez o el rechazo a cualquier votación de esas características.

Ante tal tesitura, el 54% de los catalanes se oponen a una consulta sobre la independencia: el 27,2%, porque prefieren que esta verse sobre el autogobierno; y otro 26,5%, porque no quieren ningún referéndum. El 12% de quienes se declaran independentistas comparten ese rechazo: la mitad, decepcionados con la marcha del 'procés'; los restantes, convencidos de que con los resultados del 1-O les alcanza para escindirse de España.

Frente a los exaltados que tanto en las calles como en las instituciones presumen de gozar desde entonces del "mandato democrático" para fundar la república catalana, casi el 70% de los catalanes  niegan legimitad a aquella votación. Tesis compartida, significativamente, por la mayoría de los votantes de ERC y por el 42% de los de Junts per Catalunya.

Y es que la política del blanco o negro, la abolición de los grises que ha caracterizado el relato soberanista, no da más de sí. Así lo atestigua que los partidarios de mejorar el autogobierno superen en más de 20 puntos a quienes apuestan por perseguir la independencia. Y que, súbitamente, la vía autonomista seduzca a un tercio de los votantes de Oriol Junqueras y a uno de cada cuatro electores de Carles Puigdemont.

¿Cómo es posible que se haya desplomado el respaldo social al referéndum independentista, pasando del 80% de la población a prácticamente la mitad? La respuesta es sencilla: porque nunca gozó de tanto apoyo como interesadamente pregonaron los voceros habituales.   

El 'no a todo' de Rajoy

Tras la Diada independentista del 2012, la fractura social que se avizoraba llevó a no pocos detractores de la secesión, y a casi todos los indecisos, a abrazar el referéndum como la mejor opción para evitar males mayores. Entre el atractivo (aunque sesgado) lema 'votar es democracia' y el 'no a todo' de Mariano Rajoy, la elección era sencilla. Tanto como engañosa. 

La caída de Rajoy y la disposición de Sánchez al diálogo con Catalunya, junto al hartazgo con un proceso soberanista cansino y extenuante, han puesto las cosas en su sitio. Lo que no obstará para que algunos sigan aferrados a ese 80% de soberanistas que ni existe ni jamás existió.