ANÁLISIS

La envidia

La acusación de Marcelo a los periodistas es más vieja y recurrente que el balón

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Mónica Marchante

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La acusación que Marcelo lanzó a los periodistas el martes, tras vencer con apuros al Viktoria Plzen, es más vieja y recurrente que el balón. Y a veces hasta funciona.

Hace un año la selección argentina celebraba en Quito su clasificación para el Mundial cantando “No me importa lo que digan esos putos periodistas... la puta que los parió”. Unirse frente a ese presunto enemigo externo ha funcionado a menudo en el fútbol, el caso de Argentina, y de la España preEurocopa de 2008. Basta 'googlear' “periodista y futbolista” para que aparezcan multitud de incidentes en los que los jugadores acusan a los periodistas de obrar con mala intención.

Marcelo fue más allá esta semana, proponiendo la envidia como causa de las críticas de los periodistas al Real Madrid. ”Tenéis envidia porque no sabéis jugar al fútbol”, sentenció.

La manipulación de Isco

Hace unos meses, Isco protagonizó una versión más sofisticada que la de Marcelo desde sus redes sociales. ”Una profesión, dos varas de medir”, colgó en Twitter el malagueño, junto a un vídeo de Real Madrid tv en el que pretendía comparar el tratamiento informativo que ofreció 'El Partidazo de Cope' tras la clasificación del Madrid ante la Juve con un penalti muy discutible, frente al tratamiento que el mismo programa ofreció después del Barça, 6- PSG, 1 el año anterior. Una burda manipulación a la que el futbolista dio altavoz.

El victimismo vende y los futbolistas del Madrid lo saben. Y lo hace sobre todo hacia dentro, donde Florentino es el principal impulsor de la idea de bramar contra la prensa cuando las cosas no van bien.Solo hace falta recordar la presentación de su todavía entrenador, cuando la claca abucheaba cualquier pregunta incómoda para el club.

El periodismo de bufanda ha creado un caldo de cultivo en el que el futbolista  tolera cada vez menos la crítica, acostumbrado a aduladores y voceros de clubes. Propaganda y pseudo espectáculo  en lugar de crítica. Si sembramos este viento seguiremos recibiendo tempestades. Pongamos límite o solo criaremos maleducados.